Ayer, en el marco del Día de la Psiquiatría Peruana, EsSalud informó que entre enero y octubre de este año se brindaron 225 475 consultas psiquiátricas a más de 107 mil asegurados en todas sus redes a nivel nacional. Aunque la pandemia quedó atrás, sus efectos continúan golpeando silenciosamente la estabilidad emocional de miles de peruanos.
Cerca del 50 % de las atenciones se concentró en las redes prestacionales de Lima y Callao, que juntas superaron las 110 mil consultas. La red Almenara encabezó la lista con 48 016 atenciones, seguida por Rebagliati (35 367) y Sabogal (27 368). En provincias, la red Arequipa lideró con 24 346 consultas, seguida por La Libertad (14 638), Lambayeque (11 526) e Ica (8212).
Ansiedad, depresión e insomnio en aumento
Salud, Carlos Vera Scamarone, precisó que los diagnósticos más frecuentes continúan siendo la ansiedad, depresión e insomnio, cuadros que han aumentado en un 20 % respecto a años anteriores.
Explicó que muchas personas, especialmente jóvenes, llegan a consulta porque ya no logran manejar la frustración, el estrés o el cansancio emocional solo con apoyo psicológico y requieren intervención especializada.
“Acudir al psiquiatra es un acto de amor propio”, recalcó, insistiendo en que el 98 % de pacientes son personas funcionales, pero que necesitan herramientas para recuperar el equilibrio.
Factores que detonan un trastorno mental
Para el médico psiquiatra Óscar Chambergo Romero, la enfermedad psiquiátrica es “multifactorial”. No existe una sola causa: intervienen factores biológicos, genéticos, sociales, emocionales y ambientales que, sumados, pueden detonar un trastorno.
Acontecimientos traumáticos o de alto impacto —como violencia familiar, abuso, negligencia, rupturas afectivas, migración o muerte de un familiar— actúan como disparadores. Incluso los desastres naturales y situaciones de pobreza, desempleo o discriminación aumentan la vulnerabilidad, sobre todo en adolescentes y jóvenes.
Herencia y presión social: combinación peligrosa
La genética también pesa. En cuadros depresivos y ansiosos, la carga hereditaria llega al 30 % o 40 %, mientras que en trastornos como la esquizofrenia o el bipolar puede alcanzar el 50 %. En estos casos, explica el especialista, un ambiente hostil —padres violentos, hipercríticos o negligentes— puede acelerar o agravar los síntomas incluso en personas que reciben tratamiento.
“Si dos jóvenes tienen la misma genética, pero uno crece en un entorno agresivo y el otro en uno tranquilo, el primero tendrá más probabilidades de desarrollar un trastorno mental”, advierte.
Violencia: el enemigo silencioso
Para Alfredo Saavedra, director del Instituto Nacional de Salud Mental, la violencia familiar sigue siendo uno de los detonantes más potentes. El 50 % de hogares peruanos registra episodios de violencia doméstica, y un 30 % de ellos incluye agresión física directa. A ello se suma el bullying, que afecta al 30 % de escolares a nivel nacional.
El especialista recuerda que experiencias como la violencia sexual —que alcanza cifras del 6.8 % en el país— marcan a una persona de por vida y multiplican por cuatro el riesgo de desarrollar ansiedad, depresión o adicciones.
Pobreza y trauma infantil
Estudios del INSM muestran que las personas que crecen en pobreza presentan más casos de trastornos mentales que quienes viven en mejores condiciones.
En pacientes con esquizofrenia, entre el 30 % y 40 % sufrió trauma infantil grave: violencia física, sexual o abandono. Estos episodios dejan huellas que emergen en la adolescencia o adultez temprana como cuadros psicóticos.
Desestigmatizar para salvar vidas
A pesar de que hoy se habla más abiertamente de salud mental, persisten mitos que dificultan la búsqueda de ayuda profesional. Muchos pacientes siguen llegando tarde, cuando los síntomas ya han escalado.
Los especialistas coinciden en que acudir a un psiquiatra no significa estar “locos”, sino reconocer que algo no está bien y merece atención. La frase que se repite entre los expertos es clara: “Buscar ayuda no es debilidad, es valentía.”
Un país que necesita escuchar
Los médicos consultan, atienden y orientan; pero el entorno también debe cambiar. Reducir la violencia doméstica, garantizar espacios seguros para niños y adolescentes, mejorar el acceso a la salud mental y romper estigmas son tareas pendientes del Estado, las familias y la sociedad.
El Día de la Psiquiatría Peruana nos recordó —una vez más— que el sufrimiento emocional no se ve, pero se siente. Y que silencios prolongados pueden convertirse en tragedias prevenibles.