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Publicado el Martes, 16 de Marzo del 2021

Lleva 28 años en juicio y casi S/ 150 mil en gastos

Tiene 72 años de edad, de los cuales 28 ha dedicado en cuerpo y alma a alcanzar justicia, la que le sigue siendo esquiva a pesar de la manera casi religiosa como afronta, en el Poder Judicial, la demanda que inició en 1992 contra su vecina colindante por daños y perjuicios a su propiedad.
 
Luis Fernando Rivas Arenas es el testarudo chiclayano que fácil y sin querer ha impuesto todo un récord al computar casi tres décadas peleando en una Corte, gestión que, según narra, no solo desgastó su vida, también su bolsillo, porque lleva desembolsando- afirma- aproximadamente S/ 150 mil soles en este caso.
 
“Solo muerto me sacarán de aquí”, reafirma una y otra vez Rivas Arenas, el mismo que con un aire de orgullo, en medio de la parcial derrota judicial que vive, señala haber quejado a lo largo de este litigio civil a más de 25 jueces, incluso- señala- a magistrados supremos, muchos de ellos sancionados y otros en proceso de sanción.
 
“Ellos creen que me van a cansar, pero no, no me van a cansar a pesar de que esto es una especie de pimpón de resoluciones, porque cuando ganó una en alguna instancia, aparece otra Sala y se tumba la primera resolución, esta es mi historia desde hace casi 3 décadas”, refirió el litigante.
 
En conversación con La Industria, Rivas Arenas refiere que, “en 1992 empezó mi lucha incansable (…) mi casa (Alfonso Ugarte 785) fue declarada en ruina e inhabitable, ocasionada por una construcción colindante, por lo cual inicié el proceso legal ante el Poder Judicial, el cual ha eternizado mi caso porque hasta hoy no tengo solución”.
 
Agregó que solicita indemnización por daños y perjuicios en su hogar que se ha ido incrementando con el transcurrir de los años. “Estoy perdidamente enamorado de mi caso, antes de la pandemia iba casi todos los días a hacer un seguimiento al Poder Judicial, ahora lo hago vía internet”.
 
CONDICIONES INHUMANAS
Ante ello, dijo que no puede realizar mejoras en su hogar hasta que se resuelva el caso, por lo cual asegura que vive en condiciones inhumanas. “He vivido con mi familia acá, pero por el estado en que se encuentra ya no. Se fueron a vivir a otro lado, no puedo hacer mejoras y vivo así. No tengo ni agua ni desagüe. Tengo que estar aquí para que vean que vive alguien. Mi vida dio un giro de 180 grados”, sostuvo.
 
 

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