La violencia no cesa en la región Lambayeque. Según informó el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, en los tres primeros días de este nuevo año, 39 mujeres lambayecanas fueron agredidas por quien alguna vez les juró amor eterno.

Agregó que esta cifra también llama la atención, ya que la violencia se mantiene, y va de generación en generación. También es motivo para que la sociedad reflexione y no sea cómplice de algún caso de agresión familiar.

En la región Lambayeque funcionan 10 Centros de Emergencia Mujer (CEM), de los cuales 7 se ubican en comisarías durante las 24 horas del día, con profesionales que aportan la ayuda necesaria y gratuita para la víctima y familia.

El año pasado se cerró con más de 3820 casos de personas atendidas por violencia contra las mujeres e integrantes del grupo familiar, así también con 3 lamentables feminicidios y 6 casos de tentativa de este delito.

Estos alarmantes números no deben repetirse, por lo que se trabaja en la prevención desde los colegios a diversas instituciones donde tanto el niño como el adulto deben entender lo que acarrea un caso de maltrato físico, psicológico o sexual.

Hace unos días, el CEM de la comisaría de San Martín en Lambayeque brindó una charla informativa sobre violencia familiar y sexual a usuarios del centro de salud de esta misma zona, adicional a ello se informó sobre los servicios que brinda el Ministerio de la Mujer y los canales de intervención como son Línea 100 y Chat 100.

El trabajo de difusión también realiza el CEM de Zaña, Tumán y Chongoyape. Del mismo modo, se informa sobre la Alerta de Seguridad para que las mujeres e integrantes del grupo familiar que han denunciado o que han terminado una relación violenta sigan una serie de recomendaciones para salvaguardar su integridad física y su vida.

En este proceso, la familia de la víctima también cumple un rol importante, puesto que es el soporte para no desistir en la denuncia y continuar viviendo, pero sin violencia.

Se ha presentado casos, en que la mujer denuncia, pero a las horas o días ya está regresando a su hogar para continuar viviendo con su agresor. Lo hacen porque dependen económicamente de él, por los hijos, por el ‘qué dirán’ o porque no tienen a donde ir.