Magda Horna Sánchez, docente y contadora de profesión, manifestó que este año le ha tomado cinco días el armado de los 53 nacimientos que hoy se lucen y distribuyen a lo largo de su casa. Un problema de salud no ha sido excusa para que, como todos los diciembres, desde hace 48 años, se cumpla con la tradición familiar; la misma que es admirada por amigos, familiares y público en general.
Y es que Magda contó que este aprecio por el armado de nacimientos nació desde que ella era muy joven, ante tradiciones que también se dan en Chiclayo. Informó que, en un principio, cada misterio representaba a uno de sus hijos, pero con el paso del tiempo su familia creció; por lo que el número de pesebres incrementó. Hoy en día tiene nacimientos que simbolizan a sus nueras y nietos o seres queridos.
La sala, el comedor, la cocina, las escaleras y los pasadizos de su casa muestran una devoción hacia el nacimiento de Jesús, motivo principal de la Navidad. Además, a estas figuras se unen las luces que siempre son usadas en esta festividad. Quien no puede faltar es Papá Noel, que en una esquina del lugar acompaña y completa un espacio digno para vivir todas las emociones y entender el significado de una de las celebraciones más importantes del cristianismo.
“He empezado a enseñar a mi nuera y nieta, para que puedan continuar esta costumbre todos los años, porque habrá un momento donde ya no pueda estar físicamente, y la tradición tiene que seguir viva en la familia (…). Los días que se hace la Bajada de Reyes se celebran paraliturgias aquí, compartimos con vecinos, familiares y amigos y procedemos a guardar todo hasta el próximo año”, apuntó.
Para concluir, Magda invitó a todo aquel que esté interesado en poder conocer este espacio que alberga tanta emotividad. Su hogar se ubica en la calle Diego Ferré, en la urbanización El Porvenir, en Chiclayo.