El problema de los alcaldes actuales y anteriores, no es que no tengan presupuesto en sus comunas, sino que no saben ejecutar el gasto. Así lo observó con preocupación el decano del Colegio de Sociólogos de Lambayeque, Juan Diego Dávila Cisneros, tras analizar el reporte presupuestal de los gobiernos locales.
Dávila Cisneros resaltó el caso de Eten, que de cinco subió a 15 millones de soles y muestra una ejecución presupuestal de 87 por ciento, muchísimo mayor que Chiclayo. Así como este concejo distrital, hay otros que sí ejecutan sus gastos en proporciones satisfactorias, como Chongoyape y Cayaltí en más del 80 por ciento. Incluso hay comunas como Túcume que pasan el 60 por ciento.
El decano de los sociólogos manifestó que el municipio de Lambayeque está peor que Chiclayo, porque ha ejecutado solo el 19 por ciento, mientras que Ferreñafe casi está en el 50 por ciento de ejecución presupuestal, aunque comparando las tres provinciales, la “Tierra de la Doble Fe” es la que tiene menos dinero. Chiclayo tiene 31 millones, Lambayeque 26 y Ferreñafe alrededor de 14 millones.
Asimismo, refirió que a casi todos los gobiernos locales de Lambayeque les han incrementado significativamente sus presupuestos, salvo San José que ha disminuido. Al parecer presentó proyectos que no fueron aprobados. Su PIA era de dos millones y medio, y le bajaron a un millón 300 mil.
En un análisis sociológico de lo que está sucediendo, Dávila Cisneros manifestó que se ha acostumbrado en nuestro país que para poder ganar las elecciones hay que mentir. “Es un fenómeno que ya se ha instalado en nuestra política, sea nacional, local o regional. Las personas que muy pocas veces dicen la verdad logran ganar”, explicó.
Dijo que los postulantes muchas veces no conocen de gestión municipal, no saben cuánto dinero recibe la municipalidad, si está o no endeudada. Por lo tanto, proponen un conjunto de obras, pero cuando ya están en el poder, se dan cuenta que el dinero ya está comprometido, hay deudas pendientes, hay obras que faltan concluir y el dinero que pensaban que tenían no existe.
“Una de las debilidades que encontramos es que tenemos alcaldes que no hacen mucha gestión. Da gusto ver por ejemplo que el alcalde de Pomalca empezó su presupuesto con cinco millones de soles y luego lo incrementó a 17 millones; es una municipalidad pequeña, pero ha logrado tener más presupuesto que la Municipalidad Provincial de Ferreñafe, que solamente tiene 13 millones”, sentenció.
Expresó que los alcaldes creen que básicamente es cumplir un determinado horario, ver solamente los problemas que hay en la oficina y no salen a tocar las puertas de los diferentes sectores y ministerios, para lograr incrementar y canalizar mayores recursos.
Señaló que cuando un alcalde no tiene esa potestad, no tiene proyectos, no tiene ideas, no sabe dónde va a conseguir dinero, sencillamente miente y logra ganar la alcaldía, pero una vez que está allí, no logra ejecutar lo que él quería, porque no logra canalizar o no tiene recursos.
Asimismo, criticó el equipo de trabajo, que generalmente se forma por los amigos de la campaña, no por la gente más idónea, sino por quién lo apoyó en la campaña para llegar a ser burgomaestre.
“Desde el punto de vista sociológico los alcaldes no conocen la realidad municipal, buen número tiene experiencia en el sector empresarial o privado, creen que es hacer lo mismo, pero en el sector público la situación no es la misma”, subrayó.
En cuanto a la población que elige mal, explicó que hay un fenómeno provocado porque la gente mayormente no se informa, hay una escasa cultura de conocer los planes de gobierno de los alcaldes, poca cultura a identificar quién es el alcalde, cuál es su pasado, y el de su equipo que lo acompaña.
“El rol fundamental de los medios de comunicación serios es comenzar una campaña de dar a conocer las propuestas de forma adecuada, la gente prefiere un periódico chicha, no recurre a revisar qué están proponiendo”, indicó, agregando que los colegios profesionales deberían asumir también un rol preponderante para hacer llegar información a sus agremiados.
En tercer lugar citó a las universidades y colectivos de estudiantes que podrían movilizarse para sensibilizar este tema.
“Va a llegar el día de un estado de crisis muy fuerte; si bien Lambayeque está acostumbrada a no explosionar ni crear un gran revuelo, llega un momento de hartazgo y podría explotar al ver tantas promesas incumplidas”, puntualizó.