Pese a contar desde el año 2016 con el proyecto terminado del terminal terrestre de Chiclayo y haberse puesto a disposición de la actual gestión municipal, ésta no le prestó importancia. En estos momentos, así inicie un proyecto de este tipo, ya no lo podría ejecutar bajo su administración, porque solo su preparación y convocatoria a concurso, demandaría un plazo que sobrepasa el año y medio.
En cuanto al transporte lamentó que Chiclayo sea uno de los más caóticos del país, sin creación de nuevas vías, veredas destrozadas y angostas, así como la concentración de un solo mercado o empresas de transporte en pleno centro, que contribuyen a congestionar el tránsito vehicular.
De 6:00 a 10:00 de la mañana y de 7:00 a 10:00 de la noche, horas punta, ingresan o salen 400 buses del centro de Chiclayo y 500 taxis circulan por hora para llegar a estos puntos, según revelaba el estudio del terrapuerto de Chiclayo. Por lo tanto, es razonable el nivel de congestión.
La ubicación del terminal era la prolongación de la avenida Grau con la Vía de Evitamiento actual, en un terreno de 11 hectáreas y cuyo costo era de 180 millones de soles, inversión que iba a estar a cargo de la empresa constructora AV Ingenieros.
“Todas las empresas de Chiclayo estaban totalmente de acuerdo y entusiasmadas en ir a ese terminal, a pesar que los regidores de ese entonces trataban de desanimarlos”, expresó Asalde; quien recordó que un 70 por ciento no tienen licencia de funcionamiento, porque no cuentan con un local que cumpla las reglas para otorgarle ese permiso, entonces el terrapuerto era la solución para su formalización, significando un ingreso más para el municipio.
En ese entonces el estudio reveló la existencia de 62 empresas de transporte con una flota de 400 buses aproximadamente, que tal vez a la fecha ha crecido.
El proyecto estaba terminado, la inversión a la mano, pero todo se deshizo en menos de una semana, ya que el alcalde de ese entonces, David Cornejo Chinguel, quiso conversar en Lima y en privado con los inversionistas, a lo cual se opuso el presidente del Cepri; quien pidió estar presente en una reunión pública y también invitar a representantes de Pro Inversión. Luego de ello vino el desenlace que todos conocen. El alcalde en sesión extraordinaria junto a sus regidores denegó el pase a esta obra trascendental.
Lucio Asalde, recordó que fue un desplante a Cepri y a Pro Inversión, ya que ni al gerente nacional de inversiones descentralizadas de Pro Inversión, le permitieron pronunciarse en dicha sesión de concejo.
“Me da Mucha pena; el actual alcalde se ha reunido conmigo antes de empezar su gestión, le ofrecí todo el apoyo en este tema; sin embargo, nunca me convocó. Además, ya se le pasó el tiempo, porque si uno no hace este proyecto desde el primer año de gestión, ya no es posible, pues demanda muchísimos plazos”, refirió el ex gestor del terminal terrestre.
Mercados y centros comerciales
Otro aspecto de la problemática es el tema comercial, ya que tenemos un desarrollo comercial de mercados nulo y esto genera que todas las personas que están en la zona oeste, este o sur de la ciudad, tengan que atravesarla para llegar al mercado Modelo o Moshoqueque, y ese pase innecesario por toda la ciudad, hace que se genere una congestión increíble.
Hace 50 años Chiclayo tuvo una población de 150 mil personas, hoy tiene 800 mil; sin embargo, no aumentó ni un metro de vía. Si la población crece cinco veces y las vías solo un cinco a 10 por ciento, es lógico que esa congestión tenga que producirse inevitablemente.
Lucio Asalde manifestó que deberían construirse al menos tres mercados periféricos para que la gente se vaya quedando en sus zonas y no tengan la necesidad de atravesar toda la ciudad. Estos deberían estar interconectados con una vía de evitamiento, que permitiría contar con un anillo vial importante y una especie de metro con buses grandes que sean colectores y unan los diferentes sectores en pocos minutos.
Con esto, taxis y mototaxis se irían regulando sin necesidad de retirar licencias, ya que el mismo mercado regularía el número de unidades que se requieren en cada caso. Por lo menos la reducción de unidades vehiculares sería en un 50 a 60 por ciento, por sentido común.
“Chiclayo tiene tantas necesidades, el Estado no entrega el dinero porque no hay proyectos. Los gobiernos locales y regionales se tienen que reordenar básicamente seis, ocho meses o un año, para salir con un paquete grande de inversiones para el siguiente año; de lo contrario, va a pasar lo que estos 15 años, nada”, subrayó Asalde Vives.
Asimismo, refirió que no se puede ingresar a gobernar una ciudad sin conocer exactamente cuáles son sus problemas y cuál es la forma o el camino que se optará para resolverlos; es decir, tener capacidad de gestión.
Sobre las autoridades actuales, dijo que no están preparadas para manejar la ciudad, pero también citó que la conciencia ciudadana para elegir a nuestros representantes tiene que ir mejorando, porque no se puede escoger al que más miente, o más regala, sino a las personas que verdaderamente conocen las necesidades y problemas de las ciudades, y que puedan plantear soluciones reales.
Financiamiento de las grandes obras
El exfuncionario del Cepri comentó que en los temas del mercado y terrapuerto, es difícil que el Estado entregue dinero, por lo que es necesario convocar a la inversión privada. “Por ejemplo, en el tema del terminal terrestre, al final la municipalidad no ponía un céntimo, más bien iba a percibir dos millones anuales y a los 25 a 30 años se le entregaba todo el terrapuerto”, observó.
“Lo mismo sucede en el tema de los mercados, hay que buscar una solución conjunta con los mismos comerciantes, o tal vez promover inversionistas. Hay interesados, y dentro de poco vendrá un proyecto inmenso de un mercado en Chiclayo, el mejor mercado del Perú”, afirmó.
Además, Asalde lamentó la pérdida de 52 millones de la Cooperación Suiza, donde no solamente se quitó la posibilidad de resolver el problema de los residuos sólidos, sino también generó un nivel de desconfianza muy grande en la cooperación internacional.
“Sin mística y ética no se puede hacer nada, actualmente no hay cariño por la ciudad”, concluyó el ex funcionario que trabajó ad honoren por el terrapuerto de Chiclayo.