Son alrededor de mil las toneladas de residuos sólidos las que hoy miércoles están acumuladas en las calles de la ciudad de Chiclayo y otras zonas de la metrópoli, ocupando espacio en las veredas y pistas, los desperdicios han tomado por asalto la capital de la región Lambayeque. El hedor y las moscas grafican una situación que se ha ido de las manos.
Sobre la basura, cientos de obreros de la Municipalidad Provincial de Chiclayo (MPCh) marcharon por lo que consideran justo: la reconsideración a la derogación de los pactos colectivos que hace unos días anunció el alcalde Marcos Gasco Arrobas. Además, del pago de remuneraciones atrasadas.
“Estamos pidiendo que la autoridad cumpla con la ley y con nuestros pactos colectivos. Somos 1137 obreros los que hoy (ayer) hemos salido a las calles para protestar. No vamos a dar ni un solo paso atrás”, declaró Bibiano Carrasco Llajas, secretario general del Sindicato de Obreros de la MPCh.
La manifestación de obreros y empleados del último martes, frente al municipio chiclayano, tuvo consigo la presencia de un ‘ataúd’ con la foto del burgomaestre provincial y unas ‘viudas’. El ambiente en el frontis de la ex Mutual mostraba a unos trabajadores ediles impacientes por ser escuchados.
¿AMENAZAS?
Lejos de la municipalidad de Chiclayo y la protesta, un grupo de integrantes del Ejército del Perú hacía el intento de limpiar las calles de la ciudad la mañana de ayer. La avenida Balta comenzaba a ‘liberarse’ de la basura cuando de pronto las labores se suspendieron. ¿El motivo? Según se supo, los obreros habrían amenazado a los voluntarios.
Adriana Ghersi Burga, jefa de la Unidad de Gestión de Residuos Sólidos de la MPCh, y presente durante el ‘abandono’ del Ejército, evitó pronunciarse luego del trascendido, aludiendo que tras “terminar el trabajo (de limpieza pública) se daría la información necesaria”.
SIN SOLUCIÓN
Al promediar las 12 de ayer martes, Carrasco Llajas explicó que, tras una reunión dada con el gerente municipal de la comuna mientras se daban las protestas, no se llegó a dar solución a su pliego de reclamos, con lo que su medida de lucha continuaría; hasta que Gasco Arrobas acepte dialogar.
