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Publicado el Domingo, 19 de Junio del 2022

El Niño del Milagro espera al padre ‘Lute’

Fieles de Ciudad Eten oran por el pronto retorno de su párroco que fue aquejado por un mal de salud que lo alejó de su parroquia
Los fieles católicos de Ciudad Eten y seguidores del Divino Niño del Milagro Eucarístico de diversas partes del país, e incluso quienes no lo conocen personalmente, esperan el pronto retorno del párroco del lugar, Eleuterio Vásquez Gonzales, más conocido como Padre ‘Lute’, quien hace dos meses, con autorización del Obispado de Chiclayo, se ausentó para cuidar de su salud y ahora se encuentra en pleno proceso de recuperación.
 
Para su recuperación, el padre ‘Lute’ viajó a Montán Mayo, distrito de Chancay Baños, provincia de Santa Cruz, región Cajamarca, de donde es natural y donde viven sus padres.
 
Nació allí el 20 de febrero de 1962. Es hijo de Sebastián Delgado (quien lo crió porque a su padre biológico no lo conoció) y Domitila Gonzales. Es el mayor de 12 hermanos: Gina, Graciela, Vidal, Vidalina, María, Gladys, Leidy, Marleni, José, Elver y Juan. “Nosotros lo queremos mucho, a todos nos motiva a trabajar duro porque desde niño siempre fue muy trabajador”, refiere su hermana Graciela. También su hermana Vidalina se ha inclinado por el hábito. Ha sido bautizada como Sor Josefina de la Caridad.
 
Su amor a Dios lo evidenció desde muy pequeño. A los 11 años ingresó al Seminario Menor de Santa Cruz (actualmente ya no existe) y luego pasó al seminario Santo Toribio de Mogrovejo de Chiclayo, donde fue ordenado sacerdote por monseñor Ignacio María de Orbegozo y Goicoechea, quien tenía especial cariño por el padre Lute y frecuentemente visitaba a su familia.
 
DEVOCIÓN
Padre ‘Lute’ fue bautizado como el “Padre del Niño” por el inmenso amor al Divino Niño del Milagro Eucarístico y ese amor y fe es también de parte de sus hermanos y su madre a quienes les ha concedido muchos favores.
 
En Trujillo, cuando se llevó la imagen del Niño del Milagro para ser bendecida por el Papa Francisco, no se dio por vencido hasta no entregar a Su Santidad el sombrero que con amor le enviaban desde Eten. Se sentó en el piso a esperar que lo recibieran, “para que te atiendan hay que estar ahí; no darse por vencidos, insistir”.
 
 

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