Padres de familia y profesores del colegio Juan Mejía Baca del pueblo joven José Olaya se dirigieron a la municipalidad de Chiclayo, portando carteles y exigiendo que sus hijos puedan tener clases presenciales, ya que no pueden hacerlo porque la obra se paralizó.
La directora Loyda Delgado Vargas, expresó su indignación, porque la obra en la institución educativa se detuvo desde hace una semana y la empresa abandonó los trabajos, perjudicando a más de 500 menores.
La docente precisó que son estudiantes de asentamientos humanos y pueblos jóvenes, familias muy carentes que no cuentan con las herramientas tecnológicas para continuar con la virtualidad. La afectación es grande para los aprendizajes tanto de niños como adolescentes.
La directora señaló que esta obra está a cargo de la municipalidad de Chiclayo y por eso acudieron hasta la comuna, pero se llevaron la decepción que el alcalde no se encontraba en la ciudad.
CONTINGENCIA
Los quejosos exigen que se ejecute el plan de contingencia, con el alquiler de ambientes para que los escolares puedan recibir sus clases presenciales en forma urgente.
Ahora se mantienen totalmente en la virtualidad, pero muchos de ellos no tienen internet permanente y no se conectan todos los días a sus clases por la misma situación económica.
“El alcalde tiene conocimiento, se ha ingresado un documento, se sobreentiende que las autoridades deben priorizar este tema que es la educación y afectación a estos menores”, enfatizó la directora.
Explicó que solamente demolieron tres pabellones del plantel y ahí quedó todo, la obra está valorizada en cinco millones 400 mil soles. En agosto debían entregarla, pero entró a un proceso de arbitraje.
