Los 16 pueblos jóvenes del lado oeste de Chiclayo no cuentan con un servicio de agua potable al 100% desde el año pasado.
Desde hace varios meses empezó su calvario por el líquido elemento, que llegaba por horas, a veces tras varios días, pero últimamente no ven ni una sola gota en sus grifos.
La regidora de Chiclayo, María Nela Berna, recorrió ayer varios de estos pueblos jóvenes, donde 10 mil personas claman por el servicio, los más afectados son quienes viven en la zona alta, llámese Molina Alta, desde donde deben correr con sus baldes hasta los pueblos ubicados en zona baja a donde llega la cisterna.
Sin embargo, no siempre tienen suerte y llegan cuando se acabó el agua. Este problema se repite constantemente.
Durante su permanencia en el lugar, la regidora recibió varias quejas de los vecinos, quienes indican que hay favoritismo cuando la cisterna de Epsel entrega el agua, incluso mostraron fotografías como evidencia.
En las gráficas se muestra a la cisterna abasteciendo a viviendas, pues las mangueras de la cisterna ingresan a varias casas. Mientras otros vecinos deben esperar largas colas para llenar a penas un balde, insuficiente para sobrevivir en tiempos de pandemia.
La regidora se comunicó con el gerente de Operaciones de la Empresa Prestadora de Servicios de Saneamiento de Lambayeque, quien explicó la realidad del asunto. El pozo que debería abastecer a todos los pueblos jóvenes ya no tiene capacidad para hacerlo, por lo que se está colocando maquinaria para bombear el pozo y se logre llegar a más casas.
La solución que permita entregar agua al 100 % de la población es contar con un nuevo proyecto que abastezca a las 10 mil familias, desde la Colina de las Brisas, Cerropón y terminando hasta Cristo Redentor y Nuevo Progreso.
INTERVENCIÓN
Conociendo la lamentable realidad de la población, la regidora chiclayana en el mes de marzo remitió un documento al Ministerio de Vivienda, solicitando su intervención no solo con medidas paliativas sino con proyectos íntegros, como el cambio de redes.
