En la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo tienen un mes para programar el nuevo ciclo académico, cuya matrícula empieza el 11 de enero según cronograma; además, hay que ver profesores a contratar, cursos nuevos, firma legalizada, pero el tiempo podría jugar una mala pasada y son 13 500 alumnos que se verían perjudicados.

 

El rector por antigüedad, José Ponce Ayala, reiteró que la Sunedu debería pronunciarse para uno u otro lado, o por una tercera opción, pero que se vuelva a la normalidad.

 

“Somos la única universidad nacional de la región, el daño que se está haciendo es tremendo, cuántos alumnos terminan secundaria, dónde van a postular; eran casi siete mil postulantes en el primer examen de admisión (del año), más del 60 % de los sectores D y E”, anotó Ponce.

 

Explicó que su mandato era de seis meses, a fin de impulsar el licenciamiento y convocar a elecciones, para que el ganador permanezca seis años.

 

Ponce Ayala explicó que para todos es conocido que la Asamblea le encarga al Consejo hacer un reglamento para la encargatura de las funciones de rector y vicerrector, nombrándose una comisión que presidía Segundo Sánchez Cusma, quien propuso una elección, pero su propuesta fue rechazada y el Consejo acordó que sean los más antiguos.

 

“No sé con qué autoridad convoca a un sector de la Asamblea haciendo un gobierno paralelo (…) no hemos hecho ningún acto de fuerza para no dar una imagen de universidad ingobernable, pero han roto chapas, cambiado claves, su responsabilidad se verá después”.

 

A su turno Segundo Sánchez Cusma, rector designado por Asamblea, remarcó que no cree que demore mucho el pronunciamiento de la Sunedu; “tienen que pensar que la universidad si sigue en esta situación de incertidumbre va a tener consecuencias que van a incidir en el licenciamiento”.

 

Agregó que no hay razones suficientes para una intervención, pues no existe un problema mayúsculo.

 

Refiriéndose nuevamente a su designación, dijo que es potestad de la Asamblea Universitaria y considera que debe primar la legalidad. Manifestó que no quiere caer en el error de su antecesor que gastó tiempo en perseguir a quien no pensaba como él; “la sociedad lo sabe y ese accionar ha llevado a que nuestra universidad no sea licenciada. No vamos a caer en el mismo error de marginar a las personas, todo lo contrario, pensamos seguir trabajando con las que estén haciendo bien las cosas, sin interesar su posición política”.

 

Dijo entraron pacíficamente a tomar la gestión y tienen el apoyo mayoritario de los alumnos.