Los héroes sin capa, pero de bata blanca, que hoy han cambiado su imagen, pues sus cuerpos tienen que soportar horas tras horas con esa indumentaria que nos recuerda a los astronautas. Con mandilones, mamelucos, mascarillas, guantes, lentes y máscaras protectoras. Ellos arriesgan sus vidas a diario para salvarnos a todos del coronavirus.
Hoy en su día, solo nos queda expresarles un infinito agradecimiento y elevar una oración por los que partieron en medio de esta guerra, esperando que las gracias se traduzcan en mejores condiciones, por las que por años, vienen luchando también en las calles.
Esperemos que esta pandemia termine pronto y muchos de ellos puedan recobrar la vida que tenían, pero por sobre todo, puedan reencontrarse y abrazar con tranquilidad a sus seres queridos.
Hoy celebramos en el Perú el Día de la Medicina Peruana, en conmemoración a la inmolación de Daniel Alcides Carrión.
Una fecha importante, dada la emergencia sanitaria que vivimos por la pandemia del covid-19, que permite a los médicos renovar su compromiso y vocación de servicio.
El 27 de agosto de 1885, nació Alcides Carrión, un estudiante de medicina, que decidió inocularse sangre contaminada con la bacteria Bartonella Bacilliformis y de esa forma contraer la enfermedad de la “Verruga peruana” con el propósito de estudiar su evolución. Muere el 5 de octubre del mismo año en Lima dejando detalles de su investigación.
El exdecano del Colegio Médico, Alfonso Díaz Gálvez invocó a sus colegas a seguir el ejemplo del mártir de la Medicina Peruana, Daniel Alcides Carrión, cuyo sacrificio permitió salvar vidas en el país.
En medio de esta pandemia, mencionó que resulta importante recordar su juramento hipocrático y la vocación de servicio para el pueblo, a pesar de las carencias que se vive en el sistema de salud.
“El saludo es para todos los médicos que están en batalla, a pesar de los escasos presupuestos y Equipos de Protección Personal, invocarles a seguir esa vocación de servicio, seguir el ejemplo inmortal de Daniel Alcides Carrión y a la vez, pido a la población a seguir cumpliendo con las medidas sanitarias y no bajar la guardia”, acotó.
Precisó que esta fecha también es importante para recordar a los héroes caídos en esta pandemia, quienes dejan a sus familias en la orfandad. A nivel nacional ya son 105 médicos fallecidos, de los cuales cinco son de la región Lambayeque.
El presidente de la Federación Médica, Paul Larrea Alvarado, precisó que esta pandemia actualiza el legado del mártir peruano Daniel Alcides Carrión, quien sacrificó su vida en la búsqueda de una cura para una epidemia que afectaba a cientos de personas, hoy la historia parece repetirse.
Con casi 20 años laborando como médico en el primer nivel de atención, continuamente recoge el sentir de la naturaleza humana, innumerables experiencias de vida, enseñanzas, anécdotas de la medicina, una profesión muchas veces poco reconocida en su verdadera dimensión. “Muchas veces aliviar el dolor de otros, es olvidar el nuestro”, expresó.
El gerente regional de Salud, Víctor Echeandía Arellano, también rindió homenaje a los médicos, quienes siempre tienen la valentía de exponer sus vidas y la de sus familias.
Refirió que quien nace y estudia para médico, debe prestar el servicio hasta el final de sus días y cumplir con su juramento hipocrático.
“Me gustaría que los médicos infundamos valor a los demás profesionales de salud, necesitamos estar presentes en este momento difícil. Debemos ofrecer nuestro trabajo y las ganas de luchar contra este virus, no podemos retirarnos de la guerra. Imploro a los médicos que busquen participar en esta pandemia, sea la edad que tengamos, ya que requerimos más personal en los hospitales”, expresó.
El decano de la facultad de Medicina Humana de la Universidad Pedro Ruiz Gallo, Alejandro Cabrera Gastelo, señaló que la mejor manera de honrar el sacrificio de Daniel Alcides Carrión, es promover y continuar con una formación académica de calidad para contar con profesionales competentes y comprometidos.
El también exdecano del Colegio Médico dijo que desde el Estado se debe elevar la inversión social para tener políticas públicas que atiendan los derechos humanos, y desde la sociedad promover la más amplia unidad para construir un plan nacional de desarrollo coherente.