Por: Pedro Alva Mariñas
Antropólogo. Investigador de INDER
Sin lugar a dudas este año era el más propicio para que la Semana Santa fuera una de las más concurridas de los últimos tiempos porque se conjugaban algunos hechos que dependían de factores externos y no controlados por los humanos: uno era las esperanzas de contar con un gobierno y un parlamento que nos devuelva la esperanza de seguir recorriendo nuestro camino hacia el segundo mundo; un preocupante estrés hídrico que podría ser visto como un castigo divino y que puso nerviosos a los miles de agricultores y en especial a los dirigentes de comisiones y junta de usuarios y, finalmente, los ecos todavía lejanos de la epidemia de Wuhan, allá en la China, y que con rezos y ofrendas no debería llegar a nuestras costas. Yo esperaba una masiva concurrencia y me preparaba para registrarla. Pero, lamentablemente no ha sido así.
Por factores que ya conocemos, parece que los desacuerdos políticos en las alturas se van resolviendo y la Presidencia tiene su training propio y está jalando al Congreso en su carrera y afloran posibilidades de mayor entendimiento y el ambiente parece se ha despejado por un tiempo y gracias también a la labor clave de un MEF que toma decisiones impensadas en una propuesta dogmática neoliberal de los Boloña y seguidores. Por otro lado, el estrés hídrico se ha ido diluyendo gracias al regreso de las lluvias, en nuestra serranía y, con ello, se tiene asegurada la campaña 2019 – 2020. Pero lo que se ha intensificado, más rápido de lo esperado, es la presencia del coronavirus o, simplemente Covid19, y que se ha propuesto causar un daño espantoso a los seres humanos de los cinco continentes.
Habiendo tomado en cuenta las recomendaciones de otros países y de los especialistas el Gobierno Central tomó la difícil situación de declarar la inamovilidad total – yo le llamo toque de queda – de la población durante los dos días centrales de Semana Santa, es decir el jueves y viernes santos. Con ello los actos religiosos y actividades conexas quedan eliminadas o absolutamente restringidas en cuanto a participación de gente.
Lo que más lamentaré es que nos perderemos muchas actividades programadas por las diferentes parroquias y asociaciones religiosas, pero en forma particular lamentaré que no se realicen la escenificación de la pasión de Jesucristo en Reque, que nos ofrecen casi dos centenares de jóvenes agrupados en la Comunidad Cristiana San Martín de Thours, conducidos por Augusto Martínez Ibáñez y el RP. Pedro Vásquez Reaño.
Lamentaré también que no se pueda realizar la solemne Procesión del Viernes Santo con 13 imágenes que se desarrolla, en Lambayeque, y que está a cargo de la parroquia y de las mayordomías de las 13 imágenes. No podré compartir breves conversas con Guillermo Luna y Jorge Izquierdo, expertos en temas religiosos de su Lambayeque.