El panorama del 24 de diciembre se volvió a repetir ayer en los exteriores del mercado Modelo de Chiclayo. Si hace una semana los “protagonistas” eran los juguetes y los panetones; el 31 de diciembre fueron los ‘muñecos’, pirotécnicos, licor y las prendas de color amarillo. El comercio ambulatorio, nuevamente, se apoderó de este centro de abastos.
Este es un paisaje que se repite cada Navidad y Año Nuevo en el mercado más importante de la ciudad de Chiclayo. No obstante, se debe recordar que hace cuatro meses se llevó a cabo una orden de reordenamiento y liberación de espacio públicos en este recinto comercial, el cual a la fecha parece haberse disipado.
Como se había mencionado anteriormente, la aglomeración de ambulantes genera un riesgo latente en el Modelo, y es que los bomberos de la Salvadora N° 27 de Chiclayo señalaron que atravesar el “mar” de informales que se ubican en Arica, Balta, Cuglievan o Pardo; les tomaría alrededor de 45 minutos.
Además, el caos generado por el comercio ambulatorio convierte a las personas que van a comprar a este lugar en presas fáciles de la delincuencia. Esto reforzado en que, durante la visita, fue escaso el número de efectivos policiales ubicados en alguna esquina o recorriendo algunas arterias de este emporio de ventas.
La ausencia e indiferencia de los policías municipales de Chiclayo colaboraron para que el Modelo sea otra vez “un dolor de cabeza”. El despliegue de los extranjeros y sus productos era observado simplemente; algo que se ha convertido en cotidiano desde que se dieron diversas peleas entre agentes del orden y vendedores.