Hace unos días investigando algunos artículos que me proporcionaran luces para mi proyecto de tesis, me topé con uno que llamó particularmente mi atención, y es que no siempre se suelen encontrar este tipo de noticias, menos aún en estos tiempos. Se trata de una petición realizada por un docente peruano, el señor Carlos Miguel Sánchez Paredes, dirigida a la Comisión de Educación, Juventud y Deporte del Congreso de la República. En esta solicitud se pide de forma categórica el retorno de la enseñanza de la filosofía a la educación secundaria peruana.
En la línea de esta idea y considerando la importancia de esta propuesta, deseo apoyar esta iniciativa a través de esta breve reflexión sobre la importancia que la Filosofía tiene para la educación a escala global, y es que nunca como hoy el quehacer filosófico experimenta un declive y una muere casi súbita.
Lo que el profesor Sánchez solicita es tremendamente razonable, y no se trata sólo de devolver la Filosofía a la educación, sino de dotarla de la suficiente autonomía y peso. De esta manera y sólo así se conseguirán los efectos que se buscan. Mientras se siga considerando la Filosofía como un contenido más dentro de la malla curricular, el pensamiento crítico, la apertura a un visón universal razonada y razonable seguirán siendo metas inalcanzables.
Cuándo se sacó
la Filosofía
Yo soy promoción 2004 de educación secundaria y en el colegio nacional en donde estudié nunca llevé ni siquiera un curso propedéutico de Filosofía, de lo que si soy consciente es de haber escuchado que las promociones que me antecedieron tuvieron algunas de ellas la suerte de contar con esta materia de forma regular al menos por lo que respecta a los dos últimos años de educación secundaria.
Leyendo la solicitud de Sánchez veo con sorpresa que denuncia sobre todo a dos gobiernos del país de haber secundado el paulatino retiro de la enseñanza de la Filosofía en la Educación peruana, me refiero a los gobiernos de Alberto Fujimori y Alejandro Toledo que bajo el pretexto de la prevención del resurgimiento de apologías terroristas terminaron por desterrarla del Currículo escolar, atendiendo a una educación en la que con pena podemos identificar una fuerte y marcada estructura Trabajo – Capital, reduciendo el sistema educativo a un mercado en donde el alumno se entrena para la vida económica y consumista en la que hoy vive inmerso.
La educación, en la mente de muchos chicos del siglo XXI es hoy signo de posicionamiento social, ensanchamiento de las arcas pecuniarias personales, pero nunca una invitación al conocimiento y descubrimiento apasionado de la verdad. Y es que se ha quitado el curso en donde todo esto hubiera sido posible, y lo hemos cambiado por un educación “vía blue tooth” en donde importa la cantidad de la información antes que la calidad y su asimilación profunda.
El interés de
sacar la Filosofía
En una de las películas más famosas de Mario Moreno Cantinflas llamada “El Padrecito” se cuenta la historia del Padre Sebas (Cantinflas) el cual ni bien egresado del seminario fue enviado a una parroquia a ejercer su servicio pastoral, con la especial indicación de ayudar en la cura pastoral al Padre Damián, sacerdote anciano que por otro lado no vio con buen gusto la llegada de su nuevo vicario.
El Padre Sebas detectó ni bien llegado un problema en el pueblo, y es que este no tenía una escuela, era un pueblo inculto, esto porque el Alcalde Don Silvestre decía que la educación traía descontentos, y que mientras los niños supieran arar la tierra y sembrar, todos vivirían contentos. El Padre Sebas ante esto contestó que sin educación el pueblo sería una marioneta en las manos de quienes a costa de su ignorancia lo manipularían según su antojo, y muy a pesar del beneplácito de Don Silvestre fundó la Escuela parroquial.
Esta es justamente mi teoría en cuanto a la razón de quitar la enseñanza de la Filosofía de las escuelas, y es que al gigante sistema capitalista, no le conviene un pueblo pensante, crítico y reflexivo, sino un pueblo entretenido en la ignorancia, pero al que lo han hecho sentirse culto, un pueblo que mide la sabiduría por el poder económico que este le proporciona, y es que un pueblo así puede ser tratado como Don Silvestre trataba a los parroquianos del Padre Sebas.
Y esto no es reciente, ya en la Antigua Roma del siglo I D.C el poeta Décimo Junio Juvenal, autor de dieciséis Sátiras muestra su desprecio por la bajeza de sus contemporáneos romanos. Los políticos Romanos tramaron un plan en el 140 a. C. para ganar los votos de los pobres, no se les ocurrió mejor forma que regalar comida barata y entretenimiento. Estos políticos romanos decidieron que la política de “pan y circo”, acuñada por Juvenal, sería la forma más efectiva de subir al poder mientras mantenía cegada a la plebe y bajo su control.
(Por: Josemaría Córdova
Benites-Docente)