“Soporté primero insultos que me hacían sentir poca mujer, las cosas fueron empeorando y tenía que soportar los golpes porque el padre de mis hijos era quien me daba para las cosas de la casa, tuve que terminar en el hospital para atreverme a contar lo que pasaba en mi hogar”, esta es la versión de una de las miles de víctimas de violencia familiar.

Hoy 25 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer y las cifras que registra la Policía Nacional del Perú, solo demuestran que los casos han ido incrementando, pero debido a que más mujeres toman la decisión de denunciar.

Cifras que asustan

Según el avance del registro al 2019 en las comisarías de la región Lambayeque, existen un total de 6052 denuncias de violencia familiar, donde el 89% son mujeres de entre 25 y 35 años, mientras que el 11% son varones, donde se incluye a niños.

Los reportes nos permitieron conocer que en el 60% de los casos de violencia el agresor estaba ecuánime, es decir que cuando se registró la violencia, no estaba bajo el efecto de alcohol u otro tipo de sustancias.

Además el 50% corresponde a denuncias por violencia física, el 34% violencia psicológica y el 16% a violencia sexual. Además otro dato que deben tener en cuenta las autoridades es que Lambayeque aparece entre las primeras regiones en el ranking de violencia familiar.

Así tenemos que, entre el 2009 y 2018, aparece en el primer Lugar Lima, seguido de Arequipa, Cuzco, Piura, La Libertad y en el sexto lugar Lambayeque, luego Junín y el Callao.

Entre las cifras que también maneja la Policía se puede mencionar que hasta octubre de este año se han registrado 3 casos de feminicidios y 6 casos de tentativa.

Dura tarea

La presidenta de la Asociación Poder de Mujer, Angélica Musayón Chira, dijo que ahora a este trabajo de violencia contra la mujer se debe sumar el sector Salud, para que a través de sus profesionales se brinde el servicio de prevención, desde los hospitales y los establecimientos de salud.

“Que a todo su público usuario que acude a los establecimientos se les capacite y sensibilice para que luchen contra la violencia; que las oficinas epidemiológicas del sector Salud monitoreen y hagan seguimiento del caso. Ya es momento que los profesionales de la salud, lo asuman como un problema de salud pública”, expresó Musayón.

Explicó que esta tarea es competencia del sector salud, ya que así lo ha señalado la Organización Panamericana de la Salud, “que es el ente competente, que rige y que orienta sus acciones”.

Por otro lado, mencionó que el Ministerio de la Mujer puede crear consultorios para resolver conflictos familiares con un enfoque psicológico o de fortalecimiento de las familias.

“Una política preventiva que tenga como eje central, el brindarle a la ciudadanía, herramientas, para que puedan resolver sus conflictos de manera concertada, dialogante, participativa, respetuosa y no utilicen la violencia”, expresó Angélica Musayón.

Dijo que a este trabajo también debe sumarse el sector Educación para que los profesores dialoguen con los niños sobre los conflictos dentro de la familia. “Hay que darle a los padres, hijos, y miembros de la familia, tratamientos para que se resuelvan sus conflictos familiares a través del diálogo”.