Una gran alegría se ve empañada por la zozobra del futuro: “Estamos felices, pero al mismo tiempo nos preocupa el futuro inmediato de nuestros estudiantes que salen a buscar una oportunidad para seguir sus estudios superiores, en diversas instituciones educativas públicas y privadas. Esperemos que la acogida de estos centros superiores de estudios no frustre los sueños de estos valiosos jóvenes, que ante el déficit auditivo que padecen, han saltado la barrera y vienen logrando la meta de concluir satisfactoriamente sus estudios de secundaria”, afirma el maestro Edgar Espejo Muñoz, integrante e impulsor del galardonado equipo karlweissino.
En el aula todos se comunican con el lenguaje de señas. Da tanto gusto ver a maestros y estudiantes incluidos, involucrados de principio a fin en la actividad del día. Nadie es más que nadie y todos son uno a la hora de trabajar en equipo. Las exposiciones del maestro cuentan con un gran aliado, el traductor del día, que durante nuestra visita le correspondió al estudiante Fredy Montenegro Salés.
No hay nada que sea imposible, cuando se tiene cariño por la carrera docente y esto hace que podamos asumir retos, no para conseguir premios, sino para ayudar a nuestros estudiantes a alcanzar sus metas, afirmaron los maestros Edgar y Eduard.
“Es impresionante ver como personas de nuestro entorno, se quedan relegadas a su casa por falta de oportunidades”, afirma el subdirector Amado Fernández Cueva, agregando que “por ello en el Weiss los docentes unimos voluntades para que todos estemos incluidos en busca de ser una sociedad solidaria y fraterna que busque el bien común”.
Por su parte, el director Luis Paredes Soto, precisó que el premio obtenido por este noble equipo, es un llamado a las autoridades locales, regionales, nacionales a emprender nuevos rumbos y retos en la Educación Superior a fin de que estos jóvenes continúen su camino hacia el desarrollo profesional, enfatizó.
Una escuela inclusiva es aquella que genera oportunidades de participación y aprendizaje para todos los estudiantes. La escuela inclusiva apuesta por entornos en los que todas las niñas y los niños aprenden juntos, independientemente de sus condiciones personales, sociales o culturales. Esperemos que los centros de Educación Superior también asuman este reto, expresaron los maestros Edgar y Eduard, ante el singular aplauso (agitar las manos con la palma abierta) de sus estudiantes.
La Industria en la Educación hace votos y expresa su reconocimiento a los maestros y maestras que como Edgar y Eduard hacen de su vocación un auténtico apostolado que cambia significativa y positivamente la vida de sus estudiantes. ¡Excelente trabajo, digno de ser emulado!