Hay mucho trabajo por hacer por las personas con discapacidad, señaló el obispo de la Diócesis de Chiclayo, Monseñor Robert Prevost.
Agregó que existe una falta de compromiso de parte de las autoridades hacia las personas que sufren distintas discapacidades, como trabajar por una ciudad inclusiva, el buen uso del 1% del presupuesto institucional, fomentar la accesibilidad, entre otros temas que no permitan excluir a nadie.
“Es fácil olvidarse de ellas y pensar en otras cosas. Hay mucho trabajo por hacer, el sentido más simbólico es la construcción de rampas que hemos hecho en el obispado para fomentar la accesibilidad, resulta demasiado fácil para el Estado volverse sordo porque están en otra cosa y al final todos sufren las consecuencias”, comentó.
La autoridad católica manifestó que hay muchos problemas causados por la misma falta de voluntad de la autoridad por ordenar la sociedad, pero también de la sociedad porque se han acomodado a la situación tal como está.
“El llamado es también a toda la sociedad, no importa si viven en el lugar más bonito o en la zona más pobre. Todos debemos despertar a la necesidad de hacer cambios y transformación”, acotó.
Señaló que muchas veces, se ignora a las personas con discapacidad porque se trata de un grupo pequeño, pero no se debe mirar por cantidad sino por las necesidades y obligaciones que se tiene que atender.
La problemática del desorden en el sector transportes, comercio y demás, debe ser también prioridad para los alcaldes que tienen más de seis meses de gestión.
LA CORRUPCIÓN
Los casos de corrupción en la región Lambayeque se ha generalizado, pero nadie mira el por qué o qué le faltó a esa persona para no llegar a cometer un acto delictivo, expresó el obispo.
“Ahora cada uno coge lo que puede y se acomoda a lo que hay, pero todos deben mirar hacia la familia, quien juega un rol muy importante para que el ser humano no caiga en delitos de corrupción, así como la formación educativa, contando además con la base ética y moral, sin olvidar la práctica de la fe”.
“La justificación para vivir una vida moral se pierde, si quitamos la dimensión espiritual, si quitamos la educación religiosa, a dónde vamos a encontrar lo que necesitan los jóvenes para no caer en la tentación de la corrupción”, puntualizó.