El subprefecto distrital de Monsefú, Esdras Enrique Calderón Llontop, dejará el cargo el próximo 30 de abril, tras ser cesado en sus funciones mediante la resolución 031-2019 de la Dirección de Autoridades Políticas de la Dirección General de Gobierno Interior.

Así lo confirmó Esdras Calderón Llontop, y afirmó que renunció a inicios de este mes por motivos de salud.

 

Además, indicó que desconoce quién será su sucesor o sucesora, pero sí dijo que el próximo subprefecto tiene que lidiar con muchas indiferencias de algunas autoridades locales, como el alcalde Manuel Pisfil Míñope, quien “viene demostrando su poco interés por el tema de la seguridad ciudadana”.

 

Según la autoridad política, desde enero a marzo se han realizado tres mesas de trabajo en el CODISEC (Comité Distrital de Seguridad Ciudadana), de las cuales el burgomaestre solo participó en una, y llegó tarde; mientras que a las demás reuniones acudió su jefe de la gerencia de seguridad ciudadana de la municipalidad.

 

“El alcalde (Manuel Pisfil) es el titular de la mesa directiva, y es quien tiene que exponer los logros y estrategias para combatir la delincuencia. Además, es quien dirige los recursos municipales destinados para seguridad ciudadana, y lo que se haga con el dinero tiene que explicarlo la máxima autoridad edil”.

 

Esdras Calderón reconoció que las incidencias delictivas han aumentado en el distrito monsefuano, posiblemente por falta de unión de sus autoridades, pero también por falta de compromiso de la población en tomar la iniciativa y organizarse en juntas vecinales.

 

“Creo que si las autoridades locales vemos que el alcalde no participa en las reuniones, podemos en cualquier momento dejar de asistir, y esto no es así. Estamos para trabajar por el pueblo, y todos debemos ser activos y cumplir nuestras funciones encomendadas”, refirió Esdras Calderón.

 

Asimismo, indicó, la próxima autoridad política, tiene que priorizar el tema de seguridad ciudadana, puesto que los robos al paso, los hurtos en las casas y de vehículos, así como las peleas callejeras, son el pan de cada día, y demanda mucho tiempo establecer estrategias de trabajo que ayuden a combatir en conjunto al hampa.