Al economista Ricardo Céspedes, se le consultó por qué al finalizar el cierre del año, los gobiernos regionales y municipales, revierten dinero al Estado. Su respuesta fue directa. “En términos generales eso tiene un nombre: ineficiencia”, señaló.

 

“El presupuesto no gastado va al Presupuesto Inicial de Apertura (PIN) del siguiente año como saldo de balance. El problema es también que no se hacen buenos proyectos de inversión pública”, expresó.

 

Para lograr eficiencia en la ejecución del gasto público, el economista refiere que no sólo se debe mirar o analizar los porcentajes de la ejecución del gasto en los gobiernos regionales y municipales sino la calidad de gasto.

 

“Si analizas el último trimestre del año, te puedes dar cuenta que todos (gobiernos regionales y municipales) buscan aumentar sus ratios de ejecución y por lo general ocasiona ineficiencia y abre espacios para la corrupción.

 

“Lo que está fallando es sin lugar a dudas o gran parte del problema es por cuestión de personas, me explico. Elegimos autoridades que no tienen el perfil para un buen desempeño, y lo primordial es la escasa o nula formación en valores; lo más triste es que nos damos cuenta cuando ya es demasiado tarde. Un ejemplo es lo que ha pasado en la municipalidad de Chiclayo y Ferreñafe.

 

El también consultor, recomienda no solo fijarse en la ejecución del gasto.

 

“Para comenzar, no hay una evaluación del impacto de la inversión pública sobre el bienestar de la población. El análisis que debe hacer cada región y municipio al culminar un proyecto es, ¿en cuánto se ha contribuido a mejorar la calidad de vida de la población?, porque por lo general sólo se mide el gasto en el sentido si ayuda a dinamizar la actividad productiva en el corto plazo, pero no se evalúa el impacto a largo plazo”, enfatizó.