La mala experiencia de los chiclayanos al tener a sus dos últimos alcaldes entre rejas, acusados de corrupción, ha sido consecuencia de la demagogia del discurso político de autoridades como Roberto Torres Gonzales y David Cornejo Chinguel, para convencer a la ciudadanía a votar por ellos, manifestó el decano del Colegio de Sociólogos de Lambayeque, Percy Espinoza González
En octubre del 2014, Roberto Torres Gonzales, alcalde de Chiclayo, era detenido como cabecilla de la denominada banda ‘Los Limpios de la Corrupción’. Cuatro años después, ocurría lo mismo con su sucesor en el cargo, David Cornejo Chinguel, por ser el supuesto cabecilla de “Los Temerarios del Crimen”.
Esta situación, que le hace mucho daño a la imagen de Chiclayo, es analizada por el decano del Colegio de Sociólogos de Lambayeque, Percy Espinoza González, debido a que la historia de Torres Gonzales se repite cuatro años después por Cornejo Chinguel.
Ambos personajes llegaron al sillón municipal, precisamente por los votos de miles de chiclayanos que hoy, no solo se muestran sorprendidos sino decepcionados, por quienes eligieron como alcaldes de la provincia.
“(Se los elige básicamente por) la demagogia del discurso político que se utiliza en el proceso de elección y como hay mucha frustración en la ciudadanía respecto del resultado de sus autoridades, la expectativa siempre se alimenta en relación a la esperanza y al uso de planteamiento y propuestas que son efímeras y sobredimensionadas y sin conocimiento de la realidad”, señaló el decano del Colegio de Sociólogos de Lambayeque, Percy Espinoza González.
El decano de los sociólogos refiere que la ciudadanía no ha tomado en cuenta la fragilidad de la municipalidad y de las instituciones que tienen a cargo su desarrollo, por lo que “los políticos hacen un uso desmedido de la palabra y del discurso generando paraísos en territorios donde el Estado no llega”.
La elección, en dos períodos distintos, de dos personajes, ahora muy cuestionados, responde a que la población al ver un supuesto cambio, toma la decisión de elegir al candidato con planteamiento y propuestas demagógicas y lo hace sin informarse previamente. “Porque tampoco se ha detenido a informarse, a buscar datos respecto al comportamiento ético o la experiencia profesional”, precisa.
“Efectivamente, esa es la lógica de la demagogia, (actúa) en función a la esperanza de la gente. Soy un actor que se vende como agente de cambio, entonces (eso los convence)”, manifiesta.
“El asunto es que los partidos políticos, por no decir todos, han utilizado este discurso desde siempre”, señala el decano del Colegio de Sociólogos de Lambayeque, Percy Espinoza González.