El gerente regional de Salud, Jorge Ordemar, se refirió al caso del joven tumaneño que murió por coronavirus y su familia pasó más que un calvario para poder enterrarlo, toda vez que pobladores de diferentes sectores del distrito azucarero se oponían por temor al contagio.
Explicó que cuando tomaron conocimiento del caso, las dos agencias que creman no los habían aceptado porque tenían mayor carga de cremación.
Asimismo, no se podía conseguir funeraria que ayudara, porque “en estos momentos todos se niegan a trabajar y ayudar. A las 8:00 de la noche se consiguió el cajón y fuimos a dejarlo (a la familia)”.
Además dijo que otra de las dificultades que se presentó es que no había a donde enterrarlo, tal como se lo informó el equipo a cargo de la inhumación o cremación.
“Esa fue la dificultad, no los hemos abandonado, no hay una negligencia. Hay falta de apoyo de la parte privada (funeraria) y también del alcalde”, sostuvo Ordemar.
Finalmente el cuerpo fue enterrado en una zona del distrito de Tumán con apoyo policial y de personal edil.
El cuerpo sin vida permaneció varias horas en su vivienda de un céntrico barrio de la zona urbana de Tumán, luego infructuosamente se trató de enterrarlo en el distrito azucarero e incluso el féretro la noche del jueves se ordenó su traslado a Chiclayo, pero a mitad de camino no se permitió que llegue a su destino, para finalmente inhumarlo en Tumán.
El alcalde de Tumán, Ruperto Ipanaqué, cuestionó a Salud porque no ejecutó idóneamente el protocolo de fallecidos a consecuencia del coronavirus.