Educación
Publicado el Martes, 28 de Enero del 2020

El Algarrobito: naturaleza, tranquilidad y fraternidad

El caudal de las aguas del río La Leche armoniza con la belleza del paisaje del Algarrobito.

 Nos comparte: Rocío del Rosario Sernaqué Chapilliquén.- La búsqueda de ejercer la docencia, nos lleva a los maestros por tierras sorprendentes. Uno de esos lugares es la comunidad del caserío El Algarrobito, lugar donde su escuelita -mi escuelita-, es el motor y motivo de sus pobladores.

El caserío El Algarrobito, es una comunidad acogedora, que pertenece al distrito de Pítipo, jurisdicción de la provincia de Ferreñafe. Exactamente, es el último caserío de la referida demarcación, geográficamente hablando.

La fraterna comunidad colinda con Laquipampa, por lo tanto la cultura de sus pobladores está formada por una mixtura que resulta del intercambio de costumbre de costa y sierra, lo cual lo hace más interesante.

Su belleza paisajística, es una opción maravillosa, para descansar con la familia. Si organizas tu visita a esta noble comunidad, te comentamos que el viaje dura una hora y media, partiendo de la ciudad de Ferreñafe.

Una vez en la movilidad, antes de llegar al referido caserío debes pasar por los siguientes lugares: saliendo de esa ciudad pasas por el Museo Nacional de Sicán, e ingresas a la carretera a Incahuasi; en esta vía pasarás por Pítipo, luego cruzarás el puente Mauro, de allí pasas por La Zaranda y llegarás a Tamborreal, (en esta parte de la ruta puedes disfrutar de una deliciosa gastronomía propia del lugar y también puedes saborear rica fruta). Seguido, el camino te lleva por Batan Grande, Motupillo, LaTraposa, Mayascón, Mochumí viejo, el caserío La U (que no tiene nada que ver con el equipo de fútbol, sino que su nombre responde a la forma geográfica del lugar, que adoptó el molde de esa vocal), seguido a La U, está el Algarrobito.

Está garantizado, que en todo el camino disfrutarás la presencia de la naturaleza, el aire puro, el canto de las aves, el calor del Sol, la presencia del agua del río La Leche que pasa por el caserío, el sonido constante de las aguas armoniza con la tranquilidad del pueblo, haciendo más agradable el paisaje, que ofrece descanso para el visitante.

Y si a todos estos encantos le sumamos la amabilidad y el calor fraterno de sus moradores, entonces podemos decir que la estancia de los visitantes será totalmente placentera y reparadora de energía. El Algarrobito es un buen antídoto contra el estrés de las grandes ciudades.

 

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