Es considerada la mayor reserva genética de la alpaca de color del Perú y del mundo, y queda en Puno. En este centro de investigación se efectúa la inseminación y transferencia de embriones para optimizar la producción de fibra y carne, y que sean resistentes al cambio climático.
Las alpacas lucen sus sedosos pelajes a orillas de la laguna Saracocha, la principal fuente de agua de la zona, que genera un especial microclima para la convivencia de estos animales, que desafían temperaturas extremas y ha sostenido por décadas a las poblaciones altoandinas de Puno.
El cuidado y preservación de la mayor reserva genética del mundo está a cargo de los técnicos del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), que inició sus actividades de investigación en camélidos en 1988, con el fin de generar alternativas de tecnologías y de organización.
En el CIP Quimsachata, perteneciente al Programa Nacional de Camélidos, se efectúa la inseminación y transferencia de embriones para obtener camélidos genéticamente mejorados, con el fin de optimizar la producción de fibra y carne, como alternativa de desarrollo económico sostenible para los criadores de alpacas.
“Quimsachata es un centro de referencia a escala nacional e internacional. Aquí, ‘in situ’, se puede ver la riqueza biológica de los camélidos; recibimos visitas de delegaciones de estudiantes e investigadores”, refiere el jefe del Programa Nacional de Investigación de Camélidos, Teodosio Huanca.
PROCESO DE SELECCIÓN
Los científicos que trabajan en el CIP seleccionan cuidadosamente cada ejemplar para el “empadre controlado”, según la raza y color para preservar las diferentes tonalidades, al que se le conoce como “el banco de germoplasma”.
“Hemos hecho visitas a diferentes rebaños para recolectar a las alpacas de color”, cuenta el técnico de campo del INIA, Eduardo Charaja, al recordar sus primeros años de trabajo sobre el rescate de los mejores animales para la colecta de embriones.
“Hemos hecho visitas a diferentes rebaños para recolectar a las alpacas de color”, cuenta el técnico de campo del INIA, Eduardo Charaja, al recordar sus primeros años de trabajo sobre el rescate de los mejores animales para la colecta de embriones.
Otras mejoras
Paralelamente, en el CIP Quimsachata también se reproducen y desarrollan llamas, vicuñas y guanacos para su mejora genética. En el futuro, explican los científicos, los avances en las biotecnologías en reproducción y sanidad animal permitirán aportar al tratamiento de problemas de fertilidad en animales de gran valor genético, diagnóstico de nuevas enfermedades, protocolos terapéuticos o la selección de sexo de la descendencia.
De esta manera, la única forma de garantizar la calidad de información de la ascendencia y descendencia de los reproductores será mediante la aplicación de un calendario de reproductores y seguimiento de los niveles productivos.