En la segunda campaña llevada a cabo por arqueólogos en la costa de la Villa Rica de Veracruz (México), acaban de aparecer dos nuevas anclas del siglo XVI a menos de 300 metros de donde en 2018 apareció una primera pieza de grandes dimensiones y con restos de madera que fueron analizados. Los resultados fueron prometedores: madera de roble del Cantábrico cortada entre 1450 y 1530. Los nuevos hallazgos estaban a menos de 15 metros de profundidad y bajo un metro y medio de sedimento, que los arqueólogos tuvieron que retirar.
Cortés llegó a Veracruz en 1519 y en el verano ordenó hundir sus barcos después de reprimir un intento de motín con gran inteligencia. Los restos de aquellas naves son las evidencias del primer contacto en un momento fundamental de la historia que compartimos mexicanos y españoles.
Las anclas halladas en la campaña de 2019 son de hierro y por su morfología cabe datarlas en el siglo XVI igualmente. Además hay que destacar que comparten una misma orientación hacia el suroeste, lo que indicaría también una “lógica portuaria”.
“No está claro si las tres anclas pertenecen a un mismo momento histórico, pero su alineación al suroeste coincide con la lógica de la Villa Rica como un puerto que protege a los barcos de los vientos del norte y el noroeste”, precisa Roberto Junco, titular de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del INAH.
Paradójicamente, el Ministerio de Cultura de España no ha mostrado en estos dos años intención de participar oficialmente en un proyecto de investigación sobre un momento central de nuestra historia en América, aunque Junco invitó al arqueólogo español Iván Negueruela, director del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (Arqua) el pasado verano para compartir unos días de campaña.
Para los investigadores ya es valioso en sí, saber que siguen la ruta correcta para poder ubicar pecios vinculados con la llegada de los europeos a Mesoamérica, de los cuales se conoce poco arqueológicamente.
“La Conquista de México fue un evento seminal en la historia humana, y estos naufragios, si podemos encontrarlos, serán símbolos de la colisión cultural que llevó a lo que hoy es Occidente, geopolítica y socialmente hablando”, refiere Frederick Hanselmann, investigador de la Universidad de Miami.
Hasta ahora, el equipo internacional coincide en que Cortés “dio al través”, es decir, barrenó sus naves para forzar a los miembros disidentes de su ejército, quienes buscaban regresar a Cuba, a marchar tierra adentro con rumbo a México-Tenochtitlan.
El arqueólogo subacuático mexicano Roberto Junco codirige el proyecto junto con sus colegas Christopher Horrell, Melanie Damour y Frederick Hanselmann. Según declaraciones de Junco, las dos nuevas anclas fueron registradas 300 metros al norte de la hallada previamente, y son más grandes que aquella, que medía 2 metros de largo y 66 centímetros entre las puntas de sus brazos.
De las recién halladas, la mayor mide 3.68 metros de largo y tiene una anchura de 1.55 metros entre sus puntas, mientras que la otra mide 2.60 de largo por 1.43 metros de un extremo al otro de sus brazos.
A diferencia de lo ocurrido en 2018, las anclas de este año no conservaron su cepo de madera, por lo que será imposible repetir la datación del 2018.