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Publicado el Domingo, 24 de Noviembre del 2019

Sin diálogo, intimidad ni perdón no hay renovación matrimonial

REMA como programa es una organización sin fines de lucro y con una trayectoria de más de 32 años en el Perú

 Hace 5 años, llegó a Chiclayo Renovación Matrimonial (REMA). Desde aquel año 2014, junto a mi esposa y a un bello grupo, conformado por estupendos amigos y amigas, y asesorados por un lúcido e incansable sacerdote chiclayano (cura con olor a oveja, como diría el Papa Francisco), lideramos la puesta en marcha de este reconocido Programa. Fue un 30 agosto que REMA Internacional tomó contacto para emprender este proyecto en la región. Inicialmente aparentaba una locura consolidarlo, pero, avanzó el tiempo, y, ni el entusiasmo desfalleció, ni la fe agotó la esperanza. Al día de hoy, año 2019, la semilla prendió. No es el árbol final aún, pero somos testigos de los cientos de matrimonios que han sido salvados, cientos las familias reconciliadas, y, por supuesto, cientos los hijos que ven a sus padres felices y juntos otra vez.

REMA como programa es una organización sin fines de lucro y con una trayectoria de más de 32 años en el Perú (con filiales en Piura, 4 en Lima y Cusco) ha traspasado sus fronteras llegando hasta Argentina y EE.UU. Es una institución seria conformada por un equipo comprometido que, con su testimonio de lucha de un mejor matrimonio, han logrado salvar la vida de miles de parejas. Con su herramienta base del diálogo conyugal enfocado en los sentimientos, la cual, se alinea a otras más, asegura la superación de las dificultades conyugales y la de las peores crisis. Su misión es ayudar a las parejas que desean recuperar, salvar, mejorar o simplemente crecer en su relación, ya sea porque ésta se encuentra en dificultades leves, medianas, o quizá estén en una crisis sin salida que los hace sufrir, les ocasiona dolor o es la premonición de una posible lamentable separación. REMA con su testimonio sirve a cualquier pareja deseosa de mejorar, sin distinción de credo (o de religión), sea ésta católica o no, o quizá sólo conviviente; su tarea es sostener al matrimonio que es la base principal de la familia que es célula viva de la sociedad.

En el Programa se ha detectado esas raíces que de ordinario son la razón primaria de las crisis matrimoniales. ¿Qué falla usualmente en la relación que es causa de conflictos? Durante la dirección matrimonial es evidente las luces y las sombras de todo calibre, unas alegres, otras de gran consolación, y muchas otras dolientes, que sufren, por supuesto, pero innecesariamente. Son historias que gracias al acompañamiento consecuente que se realiza, se ha podido liberarlas de sus peores crisis. Son miles las parejas que han vivido REMA, y dejaron esa vida íntima seca, rota o dañada, producto ya sea por la inmadurez, la ignorancia, o por la famosa acedia marital, que deterioró de mala forma el amor inicial que los unió. Es un estándar que una pareja esté sumergida (como detenida en el tiempo) por meses (y hasta por años) en el dolor, el rencor, la rabia, o la tristeza, lo cual se expresa en domésticas molestias. Rutina que fastidia cuando él o ella no lava platos, o no cocina, o no habla, por ejemplo, y es origen de una distancia afectiva diaria, vale decir, duermen juntos en la misma casa y en la misma cama pero se sienten infernalmente solos o solas. Sin embargo, la rabia no es contra lo que se ve (el iceberg que aparenta no ser grande), de que no lave o no cocine, o no hable, sino contra lo que no se ve (del iceberg su masa sumergida, enorme y de grandes dimensiones). La raíz, o la masa sumergida peligrosa del iceberg, es la razón de fondo de esa rabia diaria que fastidia o molesta, pero, ¿de dónde viene?, ¿qué lo origina? Y la raíz que frena no necesariamente la tiene el otro, o que el culpable sea “mi” pareja, sino que, quien guarda la rabia, es quien debería sumergirse en el mar de su preferencia de pensar, de soñar, de relacionarse, o quizá en su familia de origen, o por alguna lección aprendida, en papá, o en mamá, o quizá simplemente sea esa dura acción no de uno sino de los dos que erró al hacerla y que generó sentimientos negativos pero como no se dicen ni se curan entonces molestan, fastidian, aburren, y genera distanciamiento.

En REMA se ha descubierto que ante una época social crítica donde muchas parejas aún se desgarran de dolor y lloran a solas, y que, por falta de alguna luz que los asesore o les ayude, optan lamentablemente sin pensarlo por la separación, a pesar del eminente sufrimiento que esto ocasionaría a sus hijos o a sus hijas, pues pasados los años sufrirán las séquelas de tantísimos traumas psicológicos. Otro típico motivo origen de ciertas crisis, y el más común, es por la incompatibilidad de caracteres, que en el programa llamamos preferencias; éstas son aquellas diferencias que de novios nos enamoraban pero que de casados y que por la rutina y el ritmo de la convivencia empiezan a fastidiar, y a molestar, des-enamorando lo que enamoró, porque de casados explotan sin control reaccionando malhumorados, agestados, o con un fastidio agresivo, verbal o no. Y, otro característico motivo, son las costumbres heredadas en casa que asumidas como valor patriarcal o matriarcal, se tornan como si fuesen incambiables o se asumen como ley matrimonial que se reproducen como válidas acarreando así incesantes conflictos que justificando la sinrazón de “yo soy así” les hace incapaces de corregirse, o cambiar, ya sea por desconocimiento, berrinche, ignorancia o por una inmadurez no trabajada.

¿Cómo salir de esta caverna oscura que una crisis construye? En términos generales, en REMA están convencidos que incontables crisis se originan básicamente por tres temas. Primero, por haber descuidado la intimidad, que no es la sexual, que sí cuenta por supuesto, sino de aquella que es origen de una amistad íntima, que vincula, que genera unida en todo momento, que, a través de gestos diarios concretos re-enamora más: como un beso mañanero, un vino a solas sin hijos, o estar abrazados juntos viendo un film. En segundo lugar, otro detalle que pone en aprietos a la relación es la falta de diálogo, enfriándola usualmente porque no se habla al corazón; cuando sólo se “transmite”, se “opina”, se “emite ruido” o sólo se “oye”, es cuando la palabra se muda o desparece y se pierde la escucha, pues ya no existe el “¿cómo estás?” ni el “¿cómo te sientes hoy?”. Sin dialogar lo que dicta el corazón, no se descarga la mochila, no es posible intimar, se deja de soñar, no hay decisiones firmes, no se toman acuerdos sanos, y se opaca la ilusión de la relación porque los sueños como pareja dejan de trascender. Y por último, en tercer lugar, no se avanza o no se supera una crisis cuando la herida no sanada por algún error se ha quedado detenida en el tiempo, estancada en la rutina diaria, sin verbalizarse, asumiéndola quizá como imperdonable porque ni siquiera se ha intentado poner en marcha el perdón. Perdonar no es borrón y cuenta nueva, sino, un proceso decisivo que madura en el tiempo aportando sanación, liberación y retorno de la confianza. El perdón es una decisión humana pero también divina porque quien la practica otorga amor, porque quien perdona revive la misericordia. Por tanto, sin la presencia de los tres pilares en la relación: intimidad, diálogo y perdón, jamás la pareja madurará, pues sin ellas deambulará la crisis y su camino será una vida diaria sumergida en la soledad, desganada, apocada, sin-sentido, destruida, nublada y sin vida.

En Chiclayo, fieles a Amoris Laetitia se construye ese “hospital de campaña” que Francisco inspira en su exhortación. REMA hace suya esa latente preocupación de revertir la crisis matrimonial anunciando la justicia del amor. El tiempo es superior al espacio, afirma la filosofía, y se espera que esa actitud samaritana llegue a todos los hogares rotos y que, por muchos años más, sea la misericordia ese aceite que sane las heridas o ese vino que celebre la alegría de miles de parejas chiclayanas que esperan salvar su relación. No todo está perdido, ¡si queremos, podemos!

(José Luis Estela Sánchez-Docente universitario)

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