Cultura
Publicado el Lunes, 18 de Noviembre del 2019

Testimonio de intercambios culturales

Declaran Patrimonio Cultural de la Nación a los Conocimientos, técnicas y prácticas asociados a la producción de tejidos en qallwa

 El Ministerio de Cultura declaró Patrimonio Cultural de la Nación a los Conocimientos, técnicas y prácticas asociados a la producción de tejidos en qallwa en la provincia de San Miguel, departamento de Cajamarca.

Los tejidos son resultado de sofisticadas técnicas de creación textil y son testimonio de antiguos y vigentes intercambios culturales y económicos entre la población de San Miguel y poblaciones del norte del país, constituyendo hoy un símbolo de la identidad cultural.

Según indica la Resolución Viceministerial, los Conocimientos, técnicas y prácticas asociados a la producción de tejidos en qallwa en la provincia de San Miguel, tienen un especial reconocimiento regional por su notable valor estético y simbólico.

En la tradición textil de San Miguel de Cajamarca se registra el uso de fibras de orígenes distintos como lo son, la lana y el algodón. La lana es obtenida del ganado ovino criado en la zona, mientras que el algodón, fibra vegetal propia de la costa, se adquiere en comercios locales o se compra a comerciantes foráneos que visitan el lugar.

El empleo tradicional del algodón en una zona de sierra fría como San Miguel es testimonio de las relaciones ancestrales entre pobladores de la costa y la sierra y de los fluidos intercambios de conocimientos y costumbres que se dieron en estos contextos.

La producción textil, se orienta al consumo familiar y a la comercialización o generación de ingresos de las unidades domésticas urbanas y/o campesinas. Los tejidos para el autoconsumo portan un trabajo minucioso que a su vez muestra elementos identitarios. Entre ellas se puede mencionar a los pullos (mantas), alforjas y frazadas.

En lo que concierne a la producción textil orientada a la comercialización, esta se mantiene como la principal actividad económica femenina, siendo los tejidos de mayor aceptación en el mercado los manteles, servilletas, los individuales, las chalinas y los chales, ponchos de chalán y fajas. Todas ellas, prendas que a lo largo del siglo XX, permitieron abrir nuevos mercados para sus tejidos.

La singularidad de los tejidos de qallwa, en San Miguel es el manejo flexible que hacen las artesanas, realizando una multiplicidad de técnicas variantes en estructuras (entrecruzamiento de hilos de urdimbre y trama) para lograr tejidos que destacan por su finura y su riqueza simbólica y, en algunos casos, por presentar estructuras combinadas.

A lo largo de la historia, las protagonistas de la producción de tejidos han sido y son las mujeres y sus grupos domésticos, familias extensas y un conjunto de redes de relaciones sociales que se superponen en esta producción. Igualmente, han sido y son las mujeres quienes juegan un papel protagónico en la circulación de la producción.

Además, San Miguel de Pallaques (capital de la provincia), ha sido históricamente el foco de concentración de las artesanas, aunque existe una importante producción en lugares cercanos como Jangalá, Sayamud, Santa Rosa-Oschindú, Calquis y Llapa, donde la producción también está integrada en este circuito productivo.

Tener en cuenta

Según la investigadora Haydée Quiroz Malca, una peculiaridad de los elementos de este telar es que, a través de sus nombres, da cuenta de la presencia de cuatro lenguas (den, muchick, culle y quechua), lo que implicaría la inclusión una diversidad de presencias étnicas a lo largo del tiempo.

En la actualidad, las tejedoras de San Miguel continúan trabajando con hilos de algodón industrializados, mientras que la lana de oveja ha sido desplazada por hilos acrílicos en las prendas de autoconsumo, y en ciertos casos por la fibra de alpaca ya hilada de fábrica.

Su población, estimada por el INEI (2015) es más de 55745 habitantes, tiene como actividades económicas principales a la agricultura y la ganadería, complementadas con manufacturas diversas (textil, cerámica y otros), el comercio y la migración temporal hacia la costa, que en conjunto son factores económicos de gran impacto en la economía campesina familiar desde antiguo.

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