La festividad en honor a Todos los Santos y Difuntos encierra una serie de connotaciones sociales y antropológicas que aún persisten en muchos pueblos de la región.
Margarita Millán; es una de ellas. Llegó desde Chiclayo con sus padres, tíos y primos para visitar a su abuelito que se encuentra enterrado en el cementerio Sagrado Corazón de Jesús hace 56 años. “Todos los años, venimos a visitarle para colocarle velitas y flores. Nos quedamos toda la mañana recordando cómo fue cuando estaba vivo”, añadió.
Así como Margarita, decenas de personas rindieron homenaje a sus difuntos y fueron partícipes de las diferentes actividades que organizó el municipio. El corazón de muchos se estremeció cuando un elenco de 40 morropanos escenificó la historia de una familia que perdió a un ser querido.
“Todos disfrutamos al ver cómo han representado a nuestras costumbres y tradiciones”, dijo la pobladora.
Contó que las mujeres tenían como rito soltarse el cabello cuando fallecía su familiar, además dejaban las puertas de las viviendas abiertas para que el alma ingrese y sobre la mesa colocaban un vaso de agua para el difunto.
En tanto, Filomena Santisteban Patazca, integrante del comité organizador, habló sobre el concurso muralista que se llevó a cabo en los exteriores del camposanto a cargo de 10 estudiantes de la Escuela de Arte de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo (UNPRG). “El propósito es plasmar nuestras actividades tanto económicas y culturales sobre la historia de Mórrope”, agregó.
La pesca artesanal, la minería de yeso y sal, la alfarería y tejido telar de algodón activo, son algunas de las representaciones que permanecerán en el cementerio Sagrado Corazón de Jesús.
En la celebración estuvieron presentes niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad. Estos últimos, dieron a conocer sus experiencias y cultura viva en una feria que organizó el programa “Encuentro de Saberes Productivos” de Pensión 65.
Jenny Valderrama Pérez, asistente técnico, precisó que por medio del deporte, la música, la gastronomía y el arte; cada día los usuarios se están involucrando más, recuperando sus objetivos y alejando de la depresión.
MÁS CELEBRACIONES
En Chiclayo también conmemoran el día, visitando en los cementerios a sus seres queridos, orando por sus almas para que Dios los tenga en su gloria.
Pero como no todo es oración y tristeza, hay quienes prefieren recordar con alegría. Desde tempranas horas, familias enteras llegaron con música, comida y hasta bebidas alcohólicas para pasar un momento con el difunto.
El cementerio El Carmen está preparado para recibir a miles de visitas y es que es uno de los más requeridos, teniendo en cuenta que alberga a más de 100 mil difuntos entre adultos y niños.
La jarana inicia con guitarra y cajón, pero también hay mariachis, música en vivo, que según indican sirve para alegrar al muerto y sus familiares. Se sirve la comida preferida del difunto, a quien le colocan frente al nicho su plato e inicia la reunión. Otra opción es llevar una torta.
La Cruz Mayor Tradicional, ubicada al final del camposanto también es muy visitada, las personas llegan para las velaciones y oraciones que lanzan en favor de sus familiares fallecidos.
¿Cuánto cuesta morir?
En estos tiempos, pasar a la otra vida tiene precios muy elevados, desde las flores hasta los nichos.
Los precios del ataúd van desde los 1700 soles a más de 3 000 soles, todo dependerá del tamaño del difunto y la calidad de material que usará el ataúd donde reposará el que en vida fue.
Si elige que sea el Carmen, su última morada, los precios del nicho obedecerán a la ubicación. Hay desde la fila 1 hasta las que encuentre, siendo los precios de 2240 soles a más de 6 mil soles.
También está el gasto por la lápida, una simple con tiempo de vida de 4 a 6 meses cuesta 400 soles, pero también está la lápida de mármol, la más cómoda tiene un precio de 1300 soles.
La misa es un tema aparte, las iglesias por lo general mantienen la tarifa de 100 soles.
Ayer la Sociedad de Beneficencia de Chiclayo ofreció una misa en conmemoración del “Día de los fieles Difuntos”, participando cientos de personas que entre llantos y miradas de agradecimiento escuchaban atentos y miraban el altar.