Con una gran exposición en el Louvre de París con motivo del 500º aniversario de la muerte del maestro italiano Leonardo da Vinci, Francia conmemora al genio del Renacimiento, que Italia comparte con dificultad con ese país.
La delicada obra, que se mantiene en una bóveda climatizada en la Galería de la Academia de Venecia, se expone en contadas ocasiones al público y su préstamo fue autorizado por la justicia italiana tras varios recursos.
El episodio despertó la eterna rivalidad cultural entre los dos países, con importantes museos, un patrimonio artístico notable y monumentos inestimables.
El precedente gobierno populista italiano insinuó el año pasado que no estaba dispuesto a prestar más obras de Leonardo.
El caso provocó una crisis diplomática liderada por el ultranacionalista y entonces ministro del Interior, Matteo Salvini, dispuesto a negar el préstamo concedido por el gobierno precedente de centroizquierda.
La entonces viceministra de Cultura, Lucia Borgonzoni, cercana a Salvini, recalcó que Leonardo “era un gran italiano, incluso si al otro lado de los Alpes lo quieren hacer pasar por un francés”.
Con el cambio de gobierno en agosto cambió también la actitud oficial y al volver a su cartera el anterior ministro de Cultura, Dario Franceschini, se autorizaron de nuevos los préstamos.