Han solicitado en reiteradas ocasiones a los alcaldes un espacio donde exhibir y vender el arte hecho a mano, pero nadie ha dado importancia al trabajo que realizan de toda su vida.
Se trata de las artesanas del distrito de Ciudad Eten quienes trabajan la paja de palma para obtener hermosos sombreros, llaveros, aretes, vinchas, canastas, individuales, entre otros productos hermosos que necesitan ser exhibidos.
La Industria llegó hasta el distrito del Divino Niño del Milagro, un lugar de mucha fe católica, pero también de arte.
Mujeres y hombres se dedican a este interesante trabajo que merece ser entendido por el alcalde Nilton Chafloque Córdova.
“No es de ahora, es desde siempre que las artesanas estamos pidiendo un espacio aunque sea para nosotras arreglarlo, un lugar donde trabajar en este distrito que es turístico y que los fines de semana llegan cientos de visitas. Ellos quieren comprar los productos y buscan, pero no encuentran porque no hay lugares fijos y céntricos donde se promueva el tejido de paja de palma y otras artes”, dijo la artesana Inés Neciosup Neciosup.
Agregó que una excelente idea sería que los turistas puedan observar paso a paso la confección de un sombrero, por ejemplo.
Las mujeres deben buscar ferias o eventos fuera de Ciudad Eten para vender sus productos, puesto que en su tierra solo lo pueden hacer para la feria del Divino Niño que es en los meses de enero y junio.
“A inicios del año, las artesanas y el alcalde sostuvimos una reunión donde nos dijeron que recibiríamos el apoyo constante, pero nada, hasta ahora no nos dan un punto de venta”, comentó.
Se estima que son 100 artesanas en el distrito , que antes estaban reunidas en 8 organizaciones, pero han ido desapareciendo o pasando a la informalidad.
“Estuve en la asociación Mujer Emprendedora, integrada por 8 artesanas, pero poco a poco ya han ido desintegrándose, en la mayoría de casos cada una participa de manera individual y vende sus productos en eventos o ferias”, acotó.
Doña Inés al igual que otras artesanas buscan que todos se interesen por este arte a mano, por lo que enseñan a escolares a tejer ya sea en los colegios o en sus casas.
También encontramos a Georgina Huamanchumo Neciosup una persona de 72 años de edad, que se convirtió en artesana a los 12 años. Menciona que lleva el arte en las venas y en esas ganas de vivir para enseñar a tejer.
Esta sonriente anciana es una beneficiaria del programa Pensión 65 y ha participado en diversos eventos donde ha expuesto su arte, pero además, se dedica a enseñar a alumnos el tejido de paja de palma.
El sombrero a base de paja es lo que la mayoría de artesanas realiza muy bien y a corto tiempo, incluso han participado en los Récord Guinness.