Especiales
Publicado el Domingo, 22 de Septiembre del 2019

Reflexiones de Eduardo González Viaña

La política, bien entendida, debería ser una profesión para enseñarnos a ser santos.

 El escritor Eduardo González Viaña (EGV), profesor emérito de la Universidad de Oregón (E.E.U.U), estuvo recientemente de visita en Chiclayo, en donde dictó una conferencia en el Instituto Cultural Peruano Norteamericano. Es un intelectual de conocido prestigio en el Perú y el exterior, por el éxito de su trabajo literario y la calidad de su producción novelística; además, es un ilustre narrador y activista por los derechos de los latinoamericanos en los Estados Unidos.

Si no hubieras llegado a ser un escritor, ¿qué otro oficio hubieses ejercido en la vida?, ¿serías un líder político, un sacerdote o un programador informático?

EGV: En realidad, he trabajado en muchas cosas. Tengo múltiples profesiones: abogado, periodista, publicista y profesor. Habiendo ejercido distintas ocupaciones, todas ellas han servido para subvencionar a esta loca y generosa vocación que tengo, la de escritor. Y si no fuese escritor, tal vez hubiera sido “un blanco aventurero o un indio emperador”, como dijo José Santos Chocano. Pero, de verdad, no encuentro mayores diferencias entre las distintas opciones que me planteas, porque ser un líder político supone, en mi opinión, ser también un sacerdote. La política, bien entendida, debería ser una profesión para enseñarnos a ser santos.

Los escritores de hoy están alejados del compromiso activo y permanente; y no me refiero a los que Antonio Gramsci denominaba como intelectuales orgánicos. No. Me refiero a los intelectuales comprometidos en serio con una opción moral, entendida esta como una exigente vocación de servicio a la sociedad. Hoy no hay un André Malraux, un Albert Camus, un Jean Paul Sartre, un Bertrand Russell. ¿Consideras que es posible rescatar la valentía moral, la ejemplaridad ética y la lucidez política (no partidista) de los intelectuales?

EGV: Ese es un punto de vista para una aventura individual. Yo no me propondría rescatar eso, porque no me gustaría imponer nada. Eso sí, creo que la literatura, la cultura y la actividad intelectual tienen que ser un trabajo en dirección hacia los bienes más altos de la sociedad, hacia la solidaridad. Así la he concebido siempre y así escribo. Te aseguro que no podría escribir si no pensara de esta manera.

¿Cómo será tu lucha moral e intelectual en una sociedad regida por una economía que defiende el predominio del mercado y, con este, los intereses más egoístas e insolidarios que podemos concebir?

EGV: Para mí es una lucha permanente, porque vivo en esa sociedad; y, además, en una de sus peores expresiones. En el Perú, esta no disimula sus apetitos delictivos. Estamos gobernados por un Congreso en el que la mayoría parlamentaria tiene en su grupo a delincuentes, a farsantes, a personas que no representan los verdaderos intereses de los electores. Por ejemplo, veamos dos casos. Ante el descubrimiento de un hecho criminal como el de los medicamentos básicos o genéricos, que estando en desventaja frente a los llamados medicamentos de marca, la diferencia de calidad y de precio es enorme.Sin embargo, conociéndose esa diferencia, el poder público permite que las farmacias vendan con libertad, sin ninguna regulación ni fiscalización para que los medicamentos buenos estén al alcance de todos. De la misma manera, vemos cómo se torpedea el trabajo y el paso que están dando los fiscales anticorrupción. Esto nos demuestra que estamos en una sociedad delictiva, y hay quienes pretenden esconder esta realidad.

Aquí, en Chiclayo, he escuchado decir a algunos que para eliminar el clima de corrupción existente en el Perú, hay que aplicar la pena de muerte contra los que meten las manos en las arcas públicas y contra los que, de una u otra manera, estén implicados en los distintos casos delictivos que conoce la ciudadanía. ¿Qué tienes que decir con respecto a esta posición?

EGV: Esta propuesta puede ser atractiva para muchos, pero considero que, realmente, es una abominación. Las sociedades que han aplicado la pena de muerte, no han logrado con ello liberarse de sus delincuentes, de sus criminales. A mí esta medida extrema no me convence; más bien, me causa repulsa.

La vida humana es el valor por excelencia y, por tanto, ninguna persona tiene derecho a quitarle la vida a otra.

EGV: Estoy de acuerdo. Pero en ningún caso he querido decir que debemos permitir que los delincuentes anden sueltos. No, jamás. Sin embargo, reitero por principio que la vida humana es sagrada; ella es el valor primero.

La cultura de la imagen en el mundo actual ha superado a la cultura de la palabra escrita y de la palabra racionalmente argumentada, como entendía el movimiento de la Ilustración del siglo 18. ¿Te inquieta que se esté dando este desplazamiento de la palabra escrita y que este fenómeno pueda atentar contra el oficio del escritor?

EGV: Sobre la inquietud que pudiera existir, te diría que ella responde a una reacción antihistórica. Se dio esta inquietud cuando apareció la gramática, toda vez que antes de esta las palabras se escribían sin separación, en bloques de letras, sin clarificación. Asimismo, hubo gente que manifestó su oposición cuando aparecieron los medios de comunicación modernos. Y hubo también oposición cuando se inventó la máquina de escribir, pues se suponía que la caligrafía era el medio necesario para la buena expresión de las palabras. Yo creo que todos los adelantos que puedan venir, forman parte del destino de la humanidad; por este motivo, el escritor debe servirse de ellos y usarlos para contribuir a forjar la conciencia de los pueblos.

El último Informe PISA, que se publicó hace más o menos tres años, dejó señalado que los índices de lectura y comprensión de textos (comprensión lectora) en varios países cuyos sistemas educativos son examinados por la OCDE, son sensiblemente bajos o deficientes. El Perú es uno de ellos…

EGV: ¿Qué es la OCDE?

Es un organismo internacional y se llama Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

EGV: Bueno, lo que has dicho antes es un hecho. ¿Cuál es la pregunta?

Si se detectan unos índices bajos de comprensión lectora, ¿esto no podría estar marcando una tendencia irreversible y preocupante, que cause daño al progreso cultural?

EGV: Realmente, este hecho me duele; pero no creo que haya nada irreversible. Creo que cuando hace 40 o 50 años los índices de analfabetismo eran muy altos, este hecho no marcó un camino irreversible, porque vemos hoy que las cosas han cambiado. En las sociedades de hoy se nota una mayor preocupación por alfabetizar y educar a los seres humanos.

En la actualidad, y desde posiciones críticas, los medios de comunicación social son considerados como medios de manipulación e intoxicación social. ¿Qué juicio te merecen el impacto y el papel que cumplen estos instrumentos dentro del sistema de poder establecido?

EGV: Ellos cumplen la función de manipulación de la sociedad, aunque de esto no tienen la culpa los periodistas. Los grandes medios conocidos en el mundo, tienen sus grandes dueños, que son muy poderosos. Contra estos hay que mantener una denuncia permanente si queremos que las cosas puedan ir cambiando. Cuando se habla de libertad de prensa, lo que realmente existe es una libertad de empresa, es decir, la libertad de los dueños de los grandes medios de comunicación. Estos son los que mandan.

Como ciudadano e intelectual, ¿cuál es tu preocupación ante problemas mundiales de gran envergadura: el deterioro del medio ambiente, la escasez de calidad y contenido de la democracia, las tecnologías invasoras de la vida de las personas, la primacía del mercado sobre los intereses generales de la comunidad?

EGV: Al contrario de lo que puedas suponer, todo esto me causa una gran satisfacción, ya que nos hace pensar seriamente en temas y problemas contra los cuales es urgente luchar. En ese sentido, ya la gente está tomando conciencia, por ejemplo, de por qué no debe aceptar y usar irreflexivamente las bolsas de plástico; por qué debe proteger sus ciudades y cuidar el medio ambiente. Es decir, la gente ya se da cuenta de lo que debe hacer; ya reacciona; ya no está dando palos de ciego. La gente va descubriendo que los grandes problemas colectivos son serios, y que es maligno aceptar un entorno con factores degradantes.

Veo que en Europa se va dando un desmontaje de lo que allá, después de la Segunda Guerra Mundial, fue la gran conquista social: el Estado del Bienestar. Los derechos ciudadanos, las conquistas de los trabajadores estuvieron fuertemente amparados por las leyes. Pero estos logros no han llegado a la mayoría de los países de nuestro entorno. ¿Qué reflexión has hecho con motivo de tus viajes a los distintos países que has visitado?

EGV: La tarea de cambiar en serio la grave situación de desigualdad es una tarea que no necesariamente le corresponde solo a la izquierda. Más bien, es una tarea y una responsabilidad de todos, sean de derecha, de izquierda, liberales, conservadores, creyentes o ateos. La humanidad, en su conjunto, necesita vivir mejor. El progreso debe llegar a todas las personas.

¿Consideras que la celebración del Bicentenario de la Proclamación de la Independencia puede ser una fecha milagrosa o determinante, que dé lugar a un cambio cualitativo del nivel de vida en el Perú?

EGV: El Bicentenario ya se cumplió. Para el cómputo de los hechos, debemos contar desde la gesta de Túpac Amaru, un acontecimiento que sacudió las bases de la colonización española. Y fue una sacudida no solo política, sino también filosófica, porque el heroico movimiento de Túpac Amaru se adelantó a las grandes conquistas logradas por la Revolución Francesa. La fórmula de convivencia –como iguales– entre blancos, indios, mestizos y negros fue una de sus aspiraciones fundamentales. En otros países, como México y Brasil, ya se ha conmemorado el bicentenario del primer grito de libertad; del primer grito que impactó en todo nuestro continente. Este último no se puede comparar con esa simple declaración provinciana que se dio en Lima, en julio de 1821, fecha que fue posterior a la proclamación de la Independencia decretada en distintas ciudades del Perú. Aquí mismo, en Lambayeque, lo mismo que en Trujillo, la voluntad de ser independientes fue decisiva para el cambio general que se necesitaba, y que sin esta voluntad de los diversos pueblos, las frases del General José de San Martín no hubieran tenido sentido.

Después de la aportación intelectual de José Carlos Mariátegui, Haya de la Torre, Jorge Basadre y otros, en años del siglo pasado, no se ha hecho una reflexión integral actualizada sobre el Perú, ni se ha formulado un proyecto idóneo de país para afrontar los retos del presente y el futuro. ¿Qué puedes decir sobre esto? ¿Cuál es el Perú que anhelas?

EGV: Me aterra la forma en que han sido forjadas la idea y la emoción de Nación y de Patria…la manera cómo muchos se ponen la camiseta roja y blanca o cómo muchos se disfrazan de payasos cuando juega la Selección de Fútbol. Si solo eso, tan superficial, es el Perú, entonces, todas nuestras glorias del pasado histórico quedan reducidas a la nada. Yo anhelo un Perú diferente, en el cual, en lugar de esos carnavales, se haga, más bien, una sólida reflexión ética que, mirando la grandeza del pasado, le otorgue sustento a un programa de futuro con espíritu transformador.

(Eduardo Ruiz Robles-Colegio de Doctores y Licenciados de Madrid)

Suscríbete a La Industria

Disfruta de nuestro contenido a diario