Después de la Segunda Guerra Mundial, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) creó a la Unicef, una institución que vela por el bienestar de los infantes del mundo. Por ello, desde 1954 todos los países celebran el Día del Niño. En el Perú se conmemora a este sector de la población el tercer domingo de agosto.
Esta fecha especial, nos permite recordar al Estado y a toda la sociedad civil, que los pequeños son un grupo vulnerable, que sufre las consecuencias de las malas decisiones del ser humano. Por esto, es importante que juntos luchemos para que se respeten sus derechos.
El padre Luis Esteban Santamaría Acosta de la Parroquia María Vianney de Chiclayo, indicó que los infantes requieren de la atención de todos y considera que debe ser una de las tareas prioritarias de la Iglesia; es decir; la niñez tiene que estar destinada como una acción de evangelización, porque Jesús así lo enseña en su palabra.
“En la biblia dice, que debemos acoger a los niños para dar testimonio del amor de Dios. Además, porque son el modelo ideal para entrar en el reino de los cielos”, acotó.
En ese sentido, este día debe ser una oportunidad para expresar afecto y cariño a los pequeños que tenemos cerca, sin olvidar que estas muestras de cariño es importante que se den constantemente, señaló el padre Luis Esteban.
En su momento, Luis Montenegro, coordinador de la Mesa de Concertación de la Lucha Contra la Pobreza, expresó que los infantes siempre deben estar en la agenda de los gobiernos en primer lugar, porque son la esperanza. “Ellos serán las nuevas autoridades, los nuevos líderes del país”, agregó.
Recordó que este año se celebra los 30 años de la Convención sobre los Derechos del Niño, pero invitó a la población a realizarse la siguiente pregunta “¿Qué hemos hecho durante todo este tiempo?”. Si en la actualidad, los menores continúan teniendo anemia, desnutrición crónica y siendo víctimas de violencia.
Montenegro Serquén, sostuvo que la sociedad tiene un gran desafío de aquí a los siguientes 30 años, pero este reto no le pertenece solo al Estado, los llamados somos todos. Es tiempo de empoderar a los más pequeños del hogar y no permitir que continúen pagando los malos actos de los adultos y generaciones pasadas, finalizó.