Martín Bartolomé Lozada Vásquez, a sus 83 años sigue siendo una de las mayores referencias entre los decimistas de Lambayeque. Desde el sector La Compuerta, en el distrito de Oyotún, continúa con su producción literaria, tanto de décimas y poesías, y su participación en eventos a nivel nacional.
A Martín Bartolomé lo encontramos sentado en su escritorio, escribiendo una de sus tantas décimas, algunas de las cuales escribe a pedido de autoridades o padres de familia, para que sean declamadas en algún evento público.
Hoy ha vuelto a escribir, asegura, porque hubo un tiempo en que toda su inspiración se le fue, como por arte de magia. No podía escribir ni una sola línea, la mente se le quedaba en blanco cuando tomaba lápiz y papel.
“A un amigo le di un cuaderno con unas 100 poesías, pero lo dio por perdido. Luego me robaron 300 que tenía en un maletín. Y ello me provocó que deje de producir. No producía, me sentaba y nada. Quería recordar lo que había escrito, pero nada”, señala Bartolomé Lozada.
Refiere que todo vuelve a la normalidad cuando al fallecer un vecino sus hijos le piden que escriba una poesía, para recitarla a su padre. “Y cuando empiezo a escribirla me vuelve a la memoria mis poesías. Y desde allí no paro. Todos los días escribo”.
Tiene muchas poesías y unas 500 décimas, o seguramente muchas más. Y es que cada mañana, a pesar de sus 83 años, se sienta a escribir sin parar, y solo se pone de pie para alimentarse y salir a saludar a sus amigos, cuando pasan frente a su puerta.
Martín Bartolomé Lozada Vásquez nació en La Compuerta el 11 de noviembre de 1935, es profesor cesante. En 1985 ganó los primeros juegos florales del Sindicato Unitario de Trabajadores de la Educación del Perú, fue director de la Casa de la Cultura de Oyotún y es un activo decimista. Es padre de ocho hijos.
DE NIÑO
Recuerda que escribía versos desde chico y que su profesor de primaria Eleodoro Asenjo Caballero, le inculcó la poesía y a recitar. “En ese tiempo ponían una mesa, sobre la mesa un cajón, había que subir, siempre era en 28 de julio, y salía a recitar. Tenía 10 años y estaba en cuarto año”.
Indica que cuando estudiaba en el Colegio Nacional de San José los profesores le pedían que trajera una poesía de algún autor, pero él traía las suyas. “Pedían poesías y yo no tenía donde recurrir, porque estaba encargado en una casa y la biblioteca del colegio era un poco difícil acceder y yo vivía lejos, por el Parque Obrero. Entonces hacía poesías y le engañaba al profesor cuando me preguntaba de qué autor era. Inventaba un nombre y el profesor me decía: no conozco a ese autor. Entonces le respondía que lo había encontrado en un librito viejo de mi papá. Y así pasaba, pero yo escribía las poesías. Hacía sonetos o en cuartetas. Porque en sexto año nos enseñaban versificación. Cómo componer una poesía”.
ACTIVA PARTICIPACIÓN
Estuvo en innumerables eventos, hasta lo invitaron al extranjero, pero por cuestiones económicas no pudo ir. Refiere que asiste a maratones de décimas y a homenajes a poetas.
“Todos los años nos invitan al aniversario de creación del colegio Nuestra Señora de Guadalupe, ya que hay varios egresados que son poetas. Mire, incluso aquí en Oyotún y Nueva Arica no me conocen, pero sí en otro lugares, por ello me invitan”, refiere.
De su publicación Décimas al Valle Zaña, nos deja esta composición:
Valle Zaña
Cuando Cristo al mundo vino,
Pasó por el Valle Zaña
y al torrente que lo baña,
con su precepto divino
le dio el variable destino
de manso y bravo por vez
que en calidad o turbidez,
su sinuosa crecida
vaya sembrando la vida
con fecunda esplendidez.