RECETA I
Tamboya, centro poblado del distrito de Yamango en la provincia de Morropón (sierra de Piura), es donde nació Alex Córdova; y un 22 de setiembre de 1997 a sus 22 años de edad, llegó a la ciudad de Lambayeque para escribir su propia historia de éxito.
“Sabía que en mis manos tenía la capacidad que me haría grande. Comencé trabajando para terceras personas hasta que llegó el momento de explotar mi talento, mis conocimientos, tener un proyecto propio. Tuve el apoyo de mis suegros, alquilé un pequeño local y empecé con la venta de papitas rellenas, papas a la huancaína y jugos a un sol”.
Así empieza a escribir su historia el propietario de un reconocido restaurante, ubicado en la Ciudad Evocadora-Lambayeque, donde diariamente se disfruta de su exquisita y apetitosa sazón.
“Por un momento pensé que no iba a crecer, me decían que sin dinero era imposible avanzar. Sin embargo, tenía claro que no se necesitaba plata en cantidad para crecer”, relata.
Los que conocen su moderno local no saben que detrás de cada innovador plato, hubo un duro inicio. Alex hizo de las tuzas de maíz su cocina industrial.
“Empezaba desde las 4:00 de la mañana para sancochar papas para la papa rellena y la papa a la huancaína. A las dos horas ya las estaba vendiendo.
A las 4:00 de la tarde estaba listo para preparar caldo de gallina y humitas que vendía en las noches. Trabajaba hasta la medianoche, dormía solo 4 horas, “me privaba de asistir a fiestas a las que todo joven iba en ese momento”, comenta nostálgico al recordar sus duros inicios.
Alex sabe que su éxito se lo debe a sus clientes, que día a día vieron crecer a este joven piurano.
“Mi primer negocio llamado Pacífico lo inicié en el 2001 en un local de 5x5, al costado del museo Bruning. Empecé con una cocina pequeña, una refrigeradora prestada y dos mesas blancas que hasta ahora las guardo como reliquias. A las pocas semanas la dueña del local me amplió el alquiler, coloqué cuatro y luego seis mesas. La gente seguía llegando, gracias a Dios, me seguían cada vez más clientes y empecé a preparar arroz con mariscos, parihuelas y otros platos a base de pescados y mariscos que son mi fuerte”, recuerda emocionado.
CRECIMIENTO
Luego de año y medio en el pequeño local, Alex decidió alquilar otro sin dejar el primero. Crecieron sus responsabilidades, seguía despertando de madrugada para ir al complejo de mercados Moshoqueque en el distrito de José Leonardo Ortiz, caminaba varias cuadras para buscar mejor precio de los insumos que necesitaba, con el fin de ahorrar las monedas que necesitaba para pagar las nuevas deudas.
“Este nuevo reto lo asumo en el año 2004 con 13 mesas. Gran parte del público me siguió. El reto de preparar el arroz con pato, cabrito, entre otros platos. Al inicio fue muy duro, porque la gente miraba el local muy grande y los precios que no estaban al alcance del bolsillo”, comenta.
“Ahora este es mi tercer local. Me inicié con 24 mesas, con cuatro personas en la cocina, cuatro más atendiendo y mi esposa en caja. Acá me di cuenta que debía cambiar de mercado, de público. Hoy tenemos 84 mesas y 34 trabajadores donde me incluyo.
Tengo 14 años en este nuevo local y siempre estamos renovando para dar un servicio de calidad a nuestros clientes, buscando el confort”, finaliza.
RECETA II
“No importa si tienes o no dinero. Renunciar a un sueño por la carencia económica no tiene justificación. Considero que en nuestro país la pobreza es un reto más a superar”, refiere Juan Eloy Silva Capuñay, natural de Monsefú. Él es uno de los millones de niños que en el Perú nacieron en un hogar donde la palabra estudio la escuchaba desde que abría los ojos.
Eloy cuenta que su historia comenzó en el colegio, a los 12 años, cuando escuchó comentar a sus profesores que él podría ser médico; “por ser una carrera difícil”.
“La clave es estudiar. Estudiar mucho. Tener voluntad y perseverancia. Voluntad para estudiar y sacrificar algunas cosas. Postulé tres veces a la facultad de medicina. Sabía que era cuestión de tiempo y estar bien preparado.
Ya en la facultad te das cuenta que medicina no es tan difícil, solo es cuestión de estudiar”, comenta.
La palabra estudio la repitió cuatro veces cuando le preguntamos cuál es su mejor receta; y es que Eloy desde muy niño es consciente que todos sus éxitos se deben al estudio y “su mejor capital son los libros”.
Siempre se dice que la medicina es un apostolado; pero él considera que el médico debe tener una buena dosis de sensibilidad humana y tener muy en cuenta que cada uno de sus pacientes, es una persona con un problema que amenaza su salud y recurre al médico por ayuda. “Los médicos estamos obligados a escuchar al paciente”, señala.
¿Cómo un médico puede considerarse un emprendedor?, Eloy, es un convencido que toda persona puede ser emprendedora, pero debe tener un alto nivel competitivo en su materia, estar siempre motivado y tener la fuerza de voluntad para emprender; asimismo debe capacitarse en emprendimiento y gozar de la capacidad de asumir riesgos.
ANÉCDOTA
Durante su preparación para ingresar a la universidad, Eloy cuenta que fue acogido por una de las academias más reconocidas de la región y para su felicidad fue becado, lo que le abrió el camino para ingresar en el segundo puesto en el cómputo general de la universidad.
“Realicé la carrera universitaria en 7 años (con apoyo de familiares y amigos). Terminé invicto la universidad y luego estudié una maestría que me amplió la visión del conocimiento. La maestría me abrió el entendimiento a nuevas realidades”, remarca Eloy.
Ingresó a la especialidad de urología y se dió cuenta que debía hacer mayores estudios en el extranjero; viajó a Barcelona, a capacitarse en uno de los mejores centros de Europa. Al terminar la especialidad continúo su capacitación en Valencia (España), Venezuela y Chile; con los mejores profesores de Urología.
“Allí palpé la urología del primer mundo. Esa experiencia en Europa y los mejores centros de América Latina contrasta con nuestra realidad. Muchos de nuestros servicios y hospitales no cuentan con equipos, ni insumos y quizá poca voluntad por parte de nuestras autoridades para implementarlos. Eso me llevó a adquirir mis propios equipos para poder aplicar los conocimientos y las técnicas quirúrgicas aprendidas en el extranjero”, remarca Eloy Silva.