Noam Chomsky, Martin Amis, Margaret Atwood, JK Rowling y hasta el exajedrecista Garry Kasparov expresaron su preocupación por la «intolerancia hacia las perspectivas opuestas, la moda de la humillación pública y el ostracismo» que está ganando fuerza en EE.UU., incluido el lado más progresista del espectro político
Unos 150 intelectuales y artistas, entre ellos Noam Chomsky, Gloria Steinem, Margaret Atwood, JK Rowling y Wynton Marsalis, expresaron su preocupación por la «intolerancia hacia las perspectivas opuestas, la moda de la humillación pública y el ostracismo» que está ganando fuerza en EE.UU., incluido el lado más progresista del espectro político.
Los firmantes publicaron en la revista Harper's una carta en la que aplauden el «necesario ajuste de cuentas» que se está produciendo tras las protestas antirracistas y las demandas de igualdad e inclusión, pero también denuncian que eso «también ha intensificado un nuevo conjunto de actitudes morales y compromisos políticos que tienden a debilitar nuestras normas de debate abierto y la tolerancia de las diferencias a favor de la conformidad ideológica».
Los firmantes, de tendencia progresista, subrayaron que las «fuerzas de la intolerancia están ganando fuerza en todo el mundo y tienen un aliado poderoso en (el presidente de EE.UU.) Donald Trump, que representa una amenaza para la democracia», pero matizan que «no se debe permitir que la resistencia se convierta en su propia especie de dogma o presión, que los demagogos de la derecha ya explotan. La inclusión democrática que queremos se puede lograr solo si hablamos en contra del clima intolerante que se ha establecido en todos los lados».
«El libre intercambio de información e ideas, que son el sustento vital de una sociedad liberal, está cada día volviéndose más estrecho. Aunque esperábamos esto de la derecha radical, lo censurador se está extendiendo más ampliamente en nuestra cultura: la intolerancia hacia las perspectivas opuestas, la moda de la humillación pública y el ostracismo, y la tendencia a disolver asuntos complejos de política en una certitud moral cegadora», escribieron en la carta publicada la semana pasada.
Los intelectuales señalan que cada vez es más frecuente escuchar llamadas a imponer «represalias rápidas y duras en respuesta a lo que se percibe como transgresiones del discurso y el pensamiento», y sostienen que lo «perturbador» es que los líderes institucionales están dando «castigos desproporcionados en lugar de reformas meditadas».
«Los editores son despedidos por publicar piezas controvertidas, los libros son retirados por supuesta falta de autenticidad, se prohíbe a los periodistas escribir de ciertos temas, los profesores son investigados por citar trabajos de literatura en clase, un investigador es despedido por divulgar estudios académicos revisados, y los jefes de las organizaciones son cesados por lo que a veces solo son errores torpes», continúan.
En ese sentido, recordaron que la restricción del debate, ya sea por parte de un gobierno represivo o una sociedad intolerante, perjudica a quienes tienen menos poder y reducen la capacidad de participación democrática.
«La manera de vencer a las malas ideas es exponiendo, argumentando y convenciendo, no intentando silenciar o apartando. Rechazamos cualquier falsa elección entre justicia y libertad, que no pueden existir la una sin la otra. Como escritores necesitamos una cultura que nos deje espacio para experimentar, tomar riesgos e incluso cometer errores», sostuvieron. En conclusión, hay que proteger la posibilidad «discrepar de buena fe sin (enfrentar) duras consecuencias profesionales».
La lista de firmantes está formada por escritores, dramaturgos, profesores universitarios de las más prestigiosas universidades, ensayistas o periodistas, y está conformada por intelectuales tan conocidos como Martin Amis, los ya citados Noam Chomsky, Margaret Atwood y JK Rowling, o también John Banville, Jeffrey Eugenides, los también mencionados Francis Fukuyama y Salman Rushdie, el sociólogo Malcolm Gladwell, Michael Ignatieff, Mark Lilla, Steven Pinker y hasta el exajedrecista Garry Kasparov.