Inés Melchor Huiza es una de las deportistas más queridas del Perú gracias al pundonor y garra que expone durante las maratones y carreras de largo aliento. Ella lo sabe, por eso quiere realizar su mejor participación en Tokio 2020, sus últimos Juegos Olímpicos para dar pase al retiro luego de 22 años en el atletismo y comenzar proyectos personales: dedicarse a la abogacía, convertirse en madre y empresaria. Y descarta incursionar en la política por amor a su familia.
Al igual que otros deportistas, Inés no la pasa tan bien como ella quisiera. Entrena en casa, pero esas sesiones no la dejan quieta porque para pendiente de su familia. Su esposo, con quien se unió en matrimonio el año pasado, es policía, su hermana y cuñado son militares. Todos, personas vulnerables y propensas a contraer el virus porque están en la primera línea de batalla.
“Es duro lo que vive el Perú. Esto nos pone mal emocionalmente y vemos en las noticias que todavía no se encuentra la vacuna. No sabemos cuántas personas van a seguir muriendo, puede ser nuestros seres queridos. La situación es incierta y me tiene preocupada porque no sabemos que es lo que nos espera. La parte psicológica también está afectada”, manifiesta la atleta huancavelina para Andina.
Espera el retorno
Inés Melchor se encuentra a la espera de que el Instituto Peruano del Deporte (IPD) apruebe los protocolos sanitarios de la Federación de Atletismo para regresar a los entrenamientos en el Centro de Alto Rendimiento de Huancayo. El temor de ser contagiada es latente, pero seguirá al pie de la letra las normativas de seguridad.
Inés cree que, en dos o tres meses, tras reanudarse los entrenamientos al 100%, podrá recuperar su nivel competitivo. Eso no la inquieta porque tiene hasta diciembre para encontrar su mejor forma deportiva. En el último mes del año sabrá el calendario oficial del 2021 que emitirá la Federación Internacional de Atletismo (IAAF). Luego recién podrá evaluar, con su entrenador, a que competencia asistir para hacer la marca clasificatoria para los Juegos Olímpicos Tokio 2020, que se disputará el próximo año.
Maneja la opción de competir en Estados Unidos (en enero), Japón (en febrero), España (en marzo) y Corea (en abril). Lo importante es que si todo se normaliza hay buenas opciones de alcanzar el cupo olímpico.
El último aliento
Lo cierto es que hay ansiedad en la deportista por acceder a los que serían sus cuartos Juegos Olímpicos por una simple razón: será su última competencia oficial para después pasar al retiro tras 22 años de exitosa carrera deportiva.
“Sí, tengo esa ansiedad porque son los últimos y me gustaría que se haga realidad porque mi sueño es retirarme entre las diez primeras en unos Juegos Olímpicos. Con este logro estaría cumpliendo con mi país como deportista”, manifestó.
Después de las pistas, existe un futuro distinto para la ejemplar deportista nacional de 33 años. Su mayor anhelo es encaminarse en su profesión de derecho registral y convertirse en una empresaria.
“Lo reafirmo. El próximo año, yo me retiro del atletismo. No es porque mi cuerpo ya no dé, sino porque que creo que llegó la hora de empeñarme en otros ámbitos y cumplir proyectos personales y familiares. Una de las tareas es encaminarme en mi profesión de derecho registral”, sentenció.