Cultura
Publicado el Martes, 31 de Diciembre del 2019

El primer refugio de los judíos tras expulsión de 1492

Un grupo de judíos saliendo del Bar Griego, cercano al Paralelo, donde solía congregarse parte de la colonia de Barcelona.

 El 31 de marzo de 1492, los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, promulgaron en la Alhambra el Edicto de Granada, por el que se expulsaba a los judíos de las Coronas de Castilla y Aragón.

Comenzó, entonces, una diáspora que marcaría, para siempre, el destino de aquella comunidad religiosa, una de las más perseguidas de la Historia. Tuvo que pasar mucho tiempo, tanto como cuatro siglos, para que los judíos regresaran a España y volvieran a establecerse en nuestro país como conjunto, aunque lo hicieron, de nuevo, debido a la persecución.

Sabíamos que muchos de ellos llegaron, en su mayoría cruzando la frontera que delimitan los Pirineos, huyendo del nazismo.

Pero la historia que, hasta ahora, se le había escapado a la historiografía tiene su origen varias décadas antes, en 1881. En ese año ubica el historiador Manu Valentín la primera llegada a España, en concreto a Barcelona, de sefardíes tras la expulsión del siglo XV. Lo hace a través del libro “Voces caídas. Historia del exilio judío en Barcelona (1881-1954)” (Comanegra), en el que testimonia, mediante una ingente documentación y apoyándose en fuentes directas, el devenir, en ocasiones dramático y otras veces de lo más próspero, de esa comunidad.

Todo comenzó, para Valentín, de forma causal hace “cinco o seis años”. Según cuenta en conversación con ABC, estaba inmerso en una investigación centrada en el “Homenaje a Cataluña” de George Orwell, y fue “descubriendo a varios refugiados judíos que habían llegado a Barcelona durante los años 33 y 34, una colonia muy heterogénea, desde militantes antifascistas a cineastas”.

Entre ellos, un caso le llamó particularmente la atención: el de Charlotte Margolin, que había estudiado Medicina en la prestigiosa Charité de Berlín y, al llegar los nazis al poder, se trasladó, gracias a los contactos que tenía en el Hospital Clínico, a Barcelona, donde coincidió con Orwell cuando a éste le hirieron. Valentín se dio cuenta de que la historiografía “no había tratado en profundidad ese tema” y decidió hacerlo él mismo.

Así fue como le invitaron a la sede de la comunidad israelita de la Ciudad Condal, y allí, en el hall de entrada, vio el acta fundacional, con fecha de 31 de diciembre de 1918, y en el que figuraba un listado de quince pioneros. “Ese es el detonante de este proyecto: cuando me enfrento a ese listado, me pregunto quiénes son, cuándo llegaron, de dónde venían. De ahí parte mi trabajo, de tirar del hilo de estas familias”.

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