Cultura
Publicado el Jueves, 12 de Diciembre del 2019

Una Nobel de Literatura invisible por un polémico Peter Handke

El martes se celebró la ceremonia de entrega de los Nobel de Literatura 2018 y 2019 a la polaca Olga Tokarczuk (2i) y al austriaco Peter Handke (2d).
“Cuando el Rey Carlos Gustavo de Suecia entregue hoy [martes] el premio Nobel de Literatura a Peter Handke, será el punto final en la legitimación de la Academia Sueca de la negación del genocidio y del revisionismo histórico”.
 
Con este titular y la foto en primera plana de miles de lápidas alineadas hasta perderse en el horizonte en el cementerio de Potocari, a las afueras de Srebrenica, se desayunaban el martes los lectores del diario de más tirada de Suecia, el “Dagens Nyheter”. “La decisión perseguirá a la Academia Sueca para siempre”, concluía a doble página en su interior el periódico.
 
Y es que el martes se celebró la ceremonia de entrega de los Nobel de Literatura 2018 y 2019 a la polaca Olga Tokarczuk y al austriaco Peter Handke. Tras la polémica que despertó la concesión del Nobel a Handke por sus posiciones políticas en favor de Slobodan Milosevic durante la guerra de los Balcanes, y al margen de su actitud durante la rueda de prensa celebrada en Estocolmo el pasado viernes, han sido numerosas las protestas que han tenido lugar, no solo en Suecia, contra esta decisión de la Academia Sueca.
 
A las protestas de Sarajevo frente a la Embajada de Suecia y de Gotemburgo, se unió el boicot de los representantes diplomáticos de Albania y Kosovo y, ayer por la noche, la manifestación celebrada en la plaza de Normalmstorg de Estocolmo.
 
Desafiando las bajas temperaturas y mientras se celebraba la cena de gala de los Nobel en el Ayuntamiento de la ciudad, se reunieron entre mil y mil quinientas personas para escuchar, entre otros, a representantes de las Madres de Srebrenica, al periodista ganador del Pulitzer Roy Gutman, a la corresponsal de “Le Monde” Florence Hartmann y a la crítica literaria y escritora Alida Bremer, entre otros. Desde Srebrenica y Sarajevo se desplazaron a Estocolmo víctimas de la limpieza étnica sufrida en Bosnia para asistir a este acto. “Está claro que el Rey no le va a quitar el premio a Handke, pero no podemos quedarnos callados”, comentaba Teufika Sabanovic, una de las organizadoras de la protesta, miembro del Comité Bosnio del Parlamento de Suecia.
 
Con lo bien que había amanecido el día. El escenario perfecto de un cuento de Navidad: el cielo azul y un manto de nieve recién caída cubría la ciudad. Pero, poco a poco, el ambiente se fue enrareciendo. La excesiva presencia policial, los accesos al Konserthuset bloqueados, los controles aleatorios a los coches... El 10 de diciembre, sin ser festivo, es el “Día Nobel” y toda la ciudad se engalana para agasajar a los galardonados.
 
Pero este año, después de la crisis que afectó a la Academia Sueca por los abusos sexuales cometidos por Jean-Claude Arnault, la sensación ha sido distinta. Entre los daños colaterales de la polémica, la propia Tocarkzuk, justamente galardonada y cuya presencia se ha visto ensombrecida por todos estos acontecimientos.
 
En cualquier caso, a pesar de todos los pesares, tanto ella como Handke ya son flamantes ganadores del premio Nobel de Literatura. Enhorabuena.
 

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