Podría decirse que Nabucco salvó a Verdi. Desolado por la muerte primero de sus dos hijos y, después, de su esposa a los 26 años, el compositor italiano había decidido abandonar la música para siempre. Cuenta la leyenda que fue la insistencia del dueño de La Scala la que le finalmente le hizo terminar a regañadientes la ópera que pronto se convertiría en la joya de su repertorio.
Ahora, Nabucco ha servido también para que el público español rescate la figura de Plácido Domingo. Porque este lunes por la noche, los asistentes al estreno de esta producción en el Palau de Les Arts de Valencia concedieron la absolución al veterano cantante. Lo hicieron llenando a rebosar la sala principal del auditorio –las entradas llevaban meses agotadas– y, al acabar, dedicándole en pie ovaciones y un aplauso atronador que se alargó durante más de diez minutos.
Eso sí, ninguna de las principales autoridades autonómicas, incluyendo el presidente Ximo Puig y el responsable de Cultura, Vicent Marzà, hicieron acto de presencia en el coliseo. En sus agendas oficiales figuraba a la misma hora la entrega de premios de una emisora de radio en Valencia.
Entre los que sí vinieron, el empresario y dueño de Mercadona Juan Roig, habitual en las grandes citas del Palau de Les Arts; la directora general de Patrimonio, Carmen Amoraga, en representación de la Generalitat, y el presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia, Aurelio Martínez.
Domingo regresaba a España tras un amargo verano en el que fueron saliendo a la luz acusaciones de supuesto acoso sexual por parte de más de veinte mujeres. La creciente presión en los meses siguientes le hizo renunciar como director de la Ópera de Washington y cancelar en el último momento su participación en el Macbeth del Metropolitan Opera House de Nueva York.
“Después de 60 años de carrera han querido derribarme en cinco minutos”, se lamentaba ayer el cantante y director en una entrevista concedida a Onda Cero, pocas horas antes de pisar el escenario de Les Arts.
“Ni el paso del tiempo, ni las enfermedades que he padecido, ni el deterioro de la voz han puesto en peligro mi carrera. Ahora sí lo pretenden hacer unas acusaciones de acoso infundadas”, señalaba el ahora barítono.
Y ayer, en respuesta, el auditorio valenciano se convirtió en un santuario para Plácido Domingo.