El historiador estadounidense estuvo hace poco en Lima y habló sobre uno de los procesos judiciales más fascinantes de la colonia. El seguido contra Túpac Amaru.
-¿Cuál es, en su concepto, el papel de las estructuras jurídicas en el control de la rebelión de Túpac Amaru?
Tienen un papel mucho más importante de lo que muchos piensan. Sabemos de la rebelión, sabemos de la muerte cruel, pero no suele conocerse que dicha muerte estuvo precedida de un juicio. Todo el aparato judicial, colonial estuvo presente. Así que los temas jurídicos tienen mucha relevancia y los historiadores agradecemos la existencia de los documentos en torno a la aplicación del derecho porque estos son fuentes fundamentales.
-Las penas eclesiásticas tuvieron también un papel en el debelar de la rebelión. Hay una parte del libro en el que usted señala que los rebeldes fueron excomulgados pero que luego esa excomunión quedó sin efecto, ¿también Túpac Amaru se libró de la excomunión?
No, nunca.
-La excomunión sirvió para darle un golpe fuerte a la rebelión.
Exacto, sí fue un golpe. Túpac Amaru escribía muy bien y era muy franco y directo. He leído su correspondencia. Su dolor más intenso no lo generó la muerte de sus sobrinos. Lo fue la excomunión porque era él un hombre muy creyente, muy fiel a la iglesia y le dolió mucho. Él consideraba que no debían hacerle eso pero ya estaba en rebelión y no tenía espacio para negociar. Él consideraba que no podía ser excolmulgado porque era indígena.
-¿Cuáles considera que son las fuentes de mayor relevancia para reconstruir el juicio a Túpac Amaru y cuál es la ubicación de estas fuentes?
Están en Sevilla (España) en el Archivo de Indias. Es preciso tener un poco de cuidado porque hay documentación incompleta. Lo que hacía yo en Sevilla era ir comparando. Sin embargo, como los españoles eran muy buenos en hacer copias, hay copia de una buena parte. También es importante la colección documental del bicentenario de la revolución emancipadora Túpac Amaru, documentos que están ya en versión digital para todo el público. En particular, los juicios de los participantes en la rebelión liderada por Túpac Amaru están plasmados en miles y miles de páginas que hoy en día, desde hace muy poco tiempo, son de libre acceso en internet, en versión digital.
-¿Cómo fue justificado el arresto de Túpac Amaru? ¿Cuáles fueron los cargos centrales contra él?
Fue Lesa Majestad por querer ir contra el rey. También la muerte del corregidor Arriaga. Sorprende que no lo hayan matado en el momento y que hayan hecho todo el juicio porque ya se sabía que lo iban a matar. El debate radicó en determinar a quiénes se iba a matar. Por ejemplo en el juicio hubo un debate en cuanto a si se mataba a todos los parientes de Túpac Amaru, pues cualquier pariente era culpable por el solo hecho de ser parientes. Habían parientes que ni sabían de la rebelión y al final fueron considerados culpables y muchos mandados al exilio.
-¿Por qué los realistas utilizaron un proceso si bien podían arrestar a Túpac Amaru y en todo caso matarlo? ¿Qué caracterizaba la consciencia jurídica de esa época?
Creo que fue un tema personal. Nadie quería tener la culpa de esa muerte. Nadie quería asumir la culpabilidad, ser el responsable de haberlo matado. Pero también…los españoles eran legalistas, burocráticos en ese sentido, por eso contamos con buenas fuentes judiciales.
-En el libro usted hace alusión a dos procesos en los que estaba involucrado Túpac Amaru, uno es aquel vinculado con el Marquesado de Oropesa y otro es aquel en el que formalmente se decidió su muerte. ¿Cree usted que ese juicio por el Marquesado de Oropesa tiene algún peso en el levantamiento?
Si, tiene mucho peso. A causa del juicio por el Marquesado de Oropesa, que él consideraba que le correspondía, pasa un año –por lo menos– en Lima y se desespera, pierde la paciencia por la lentitud del sistema legal y le parece muy injusto el sistema en Lima. Según Micaela, en una carta bellísima, los ojos de Condorcanqui se abren en Lima. Este juicio que se frustra, que Túpac Amaru no gana, da lugar a que él pierda la paciencia. Hay una pregunta irresuelta: si Túpac Amaru hubiera ganado el juicio por el Marquesado de Oropesa ¿sería diferente la historia? ¿se hubiera levantado de todos modos? Nunca se sabrá. Lo que queda claro es que José Gabriel tenía un buen conocimiento del sistema legal. Es preciso recordar que fue un personaje muy culto; conocía las normas aunque tenía poca paciencia con los abogados, tenía una carta en contra de los abogados.
-En términos de debido proceso, ¿Cuáles son los caracteres centrales del proceso a Túpac Amaru y Micaela Bastidas?
Aunque falta más historia legal, la lectura de los expedientes es fascinante. Los leí como historiador buscando fuentes, pretendiendo entender el proceso mismo. A partir del acceso a los documentos percibo que hubo una doble presión: Por un lado, las autoridades españolas pretendían obtener toda la información posible, ser muy exhaustivas pero a su vez estaban apremiadas. En realidad con una multiplicidad de testigos, el juicio debió haber durado años y sin embargo solo duró aproximadamente tres meses. Eso es un elemento que debería tenerse en cuenta para evaluar si fue un proceso justo y para entender el contexto del uso de formas inusuales de tortura para obtener información.
-Usted en su libro señala que pese que Mata Linares y su grupo siguieron el protocolo básico, las sentencias eran más que predecibles y los juicios llevados a cabo con extrema celeridad. ¿Qué le lleva a concluir esto?
He leído todos los documentos de todos los juicios y de ellos fluye que Túpac Amaru y Micaela ya tenían su destino, en mi opinión.
-Una de las cosas más sorprendentes de la historia del juicio a Túpac Amaru es que ellos tuvieron defensores, ¿cuál fue la calidad de esa defensa?
No me parece muy buena, fue mínima. Por ejemplo la autodefensa de Micaela Bastidas era la ignorancia; afirmaba que era una mujer maltratada por el esposo. Este es un dato que no se ha estudiado bien; sin embargo, al leer un poco se puede afirmar que ello era ficticio. Micaela tuvo un papel preponderante en la rebelión, el cual enfatizo en el libro. Por su parte Túpac Amaru dijo que él no mató a nadie. Cada uno tiene su línea de defensa. Pero a partir de la lectura de los diversos documentos se siente que ellos estaban predestinados a la muerte. Se trata de muertes simbólicas muy crueles en la plaza, llevando los miembros del cuerpo a los pueblos, pero no fueron muertes como las de la revolución francesa. La mayoría de las personas que se levantaron con Túpac Amaru regresaron a sus pueblos sin castigo mayor. La hipótesis que sostengo en el libro y que me pueden refutar es que en realidad muchos españoles pensaron que los indígenas no daban para tanto, que no tenían la capacidad mental para conseguir un movimiento tan masivo, tan creativo y tan violento. Los consideran seguidores. En los juicios se aprecia la obsesión de los españoles por establecer quiénes fueron los aliados criollos, quiénes fueron los mestizos participantes en la rebelión porque entienden que no podría haber llegado a ser tan grande sin apoyo de europeos.
-Durante el juicio a Túpac Amaru se usó el suplicio de la garrucha, ¿esa forma de tortura estaba normalizada en la colonia?
No, para nada. Se usaba en la inquisición, en muy pocos casos. Los españoles señalaron que era una medida de emergencia para obtener la información.
-En el capítulo 7 de su libro usted alude a Benito Mata Linares y de la reconstrucción del personaje se puede inferir que tiene funciones judiciales, empero también alude a un fiscal, dentro de este contexto ¿cuáles eran los funcionarios principales que participaron en el juicio a Tupac Amaru?
Comparten el trabajo como Jueces Areche y Mata Linares, ellos superan a los fiscales, es un juicio especial, no era un juicio común y corriente, eran funcionarios mandados desde Lima para asegurar el juicio…ellos son los encargados, al final tienen el poder máximo, empero también participan escribanos y notarios para organizar la información y mantener registros precisos. Participaron asimismo abogados defensores como Miguel Iturrizara que fue el defensor de Túpac Amaru y fiscales como José de Saldívar y Saavedra.
-Uno de los cargos contra Túpac Amaru, que me parece uno de los más impresionantes dada la época, es haber propagado la noticia de su levantamiento en Londres y Madrid. Los fiscales dijeron eso. ¿Tenía fundamento esa acusación?
No. He percibido que siempre hubo ese miedo en torno a que José Gabriel tuviera apoyo inglés, europeo en general y de los jesuitas, empero yo nunca encontré muchas pistas. Las he buscado. Por ejemplo, trabajé mucho en la prensa inglesa, y los ingleses siempre estaban dispuestos a difundir cualquier noticia que dejara mal a los españoles…pero apoyo de verdad no creo que haya existido. Además, los españoles eran muy buenos en torno a cómo esconder la información a través de la represión, la censura, tuvieron una gran capacidad para silenciar.
-Teniendo en consideración que José Gabriel tenía un hijo pequeño cuando fue apresado ¿cómo fue el trato a los niños durante el proceso?
Fernandito -el hijo de José Gabriel y Micaela- no recibe la pena de muerte por ser menor de edad, sin embargo, lo obligaron a presenciar la muerte de su padre y luego tuvo una vida muy trágica. Finalmente lo enviaron a España, escapa de la escena terrible de un naufragio, llegó nadando a Portugal, el naufragio pasa en la costa Portuguesa y de pronto está libre pero qué podía hacer un niño en Portugal de modo que tiene que entregarse a las autoridades. Fue como cuando a los esclavos los dejaban ir pero no tienen a dónde ir. Su historia es compleja, hay una novela pero falta trabajar más, quieren que sea sacerdote, él no quiere y muere hipocondriaco pero muchos dicen que murió por depresión, lo que es totalmente comprensible.
-Todo gran proceso tiene debates jurídicos periféricos, ¿pasó eso con el juicio de Túpac Amaru en esa época?
Si, se debatía poco en torno a la pena de muerte contra los indios, empero no he visto mucho debate….
-¿Existen vacíos en torno a la investigación del proceso a Túpac Amaru? ¿Cuáles son las vetas de investigación que quedan abiertas?
Creo que se debe trabajar más la parte de la historia legal. Hay un archivo de Benito Mata Linares, el cual está en Madrid. Es una maravilla porque tiene correspondencia. Yo tuve que hacer un esfuerzo porque quería que el libro tuviera 250 páginas. Solo el juicio amerita tres capítulos y así el libro tendría 1000 páginas.
-Es decir, hay un archivo especial de Mata Linares como visitador
Si, sobre todo su archivo, pero una gran parte sobre su actuación en el Cusco como Juez de Túpac Amaru está ahí.
-¿Se trata entonces de un tema poco investigado?
Sí, sería interesante evaluar las sentencias, decantar los criterios para condenar o para perdonar y explicar por qué algunos recibían prisión, otros destierros y otros eran perdonados.
-¿Cuáles son sus próximos proyectos?
Actualmente investigo en torno a Juan Bautista Túpac Amaru, quien fue el único sobreviviente de la rebelión. Después de ser liberado vino a radicar a Argentina. Nunca volvió al Perú y allí es tratado hasta hoy como héroe, aunque se desconoce dónde descansan sus restos. He suscrito un contrato con Oxford University Press para producir un comic sobre la vida de ese personaje.
(Carmen Julia Palmer Oliden-Abogada)