Corresponsales: Fabiola Sánchez Gamarra y Angella Muro Carbajal.– Los mates burilados forman parte de la expresión artística peruana y datan de la época prehispánica. El término mate deviene del quechua mati, que significa plato de calabaza. En la actualidad hay gran versatilidad en su bella producción y gracias a la creatividad de los artesanos, se ven diversas expresiones contemporáneas en cada uno de los ellos.
El mate burilado está hecho a base de los frutos de la calabaza, producto que crece en la zona norte, específicamente en tres departamentos: Trujillo, Piura y Lambayeque. Esta técnica se desarrolló con fuerza en la parte central del Perú, especialmente en Huancayo y Junín, pero antiguamente si nos remontamos a la época prehispánica en Zaña se utilizó el calabazo como utensilio de cocina y máscaras.
Con la llegada de los españoles y esclavos le dieron otro motivo de uso al calabazo denominándolo como “checo” y lo utilizaron como tema de percusión.
Años después, en Mórrope se comienza a utilizar la técnica de burilar, empleando dos tipos de calabazo, el pequeño que demora en cosechar de 4 a 5 meses como máximo y el calabazo más grande denominado “checo” que demora entre 6 a 8 meses, además para poder elaborar los dibujos en el calabazo se utilizaba un buril obtenido de una elaboración artesanal, colocándole el mango del buril de un palo de escoba.