Mejoras en el antiguo mercado de abastos del distrito de Íllimo y la modernización de este, demandan los 90 comerciantes. La poca presencia de compradores también afecta las ventas.

 

El centro de abastos de Íllimo, según sus ocupantes, tiene cerca de cien años, por lo tanto, tiene una infraestructura que ya requiere renovarse, y ello es una preocupación de los comerciantes.

 

Antero Chinchay, asegura que a este centro de abastos le falta organización, debido al desorden que existe al interior, a pesar de la poca presencia de comerciantes y compradores. Pero además, requiere mejorar su infraestructura.

 

“Porque está mal, así como lo ve. Una parte es de adobe y la otra de ladrillo, el adobe debe cambiarse. Además debe limpiarse y modernizarse, porque Íllimo tiende a crecer y necesita un mejor mercado, para que vengan los clientes”, señala.

 

Carmen Julia Farroñán Marcelo, presidenta del Comité de Defensa de los Comerciantes, del Mercado de Abastos de Íllimo, asegura que si ahora no hay ventas, es porque “en el mercado se necesita que se hagan mejoras. Le falta arreglar. Está peligroso, porque sus paredes son de adobe en una parte. Cuando hay lluvias filtra al lado de las cocineras y genera problemas”.

 

Asimismo, demanda a la autoridad municipal mejorar el piso, porque este ya es antiguo.

 

Teo Julián Sondor, quien lleva 20 años trabajando en el mercado, asegura que desde que llegó a trabajar a este lugar, nada ha mejorado, y es que han pasado varias gestiones municipales y este centro de abastos sigue igual. Por ello, tiene esperanzas de que el actual alcalde, Miguel Baldera Sandoval, ejecute algún proyecto de mejora.

 

Doña Elena Inoñán, con 27 años trabajando en este centro de abastos, se queja porque actualmente las ventas han bajado. “Antes salía mucho más. Ahora ha bajado, porque hay muchos comerciantes y ambulantes por la calle Balta”.

 

Teo Julián Sondor, refiere que las pocas ventas se debe a que “hay una pobreza grande, no hay trabajo”. Ella considera que la situación económica de los pobladores es cada vez más preocupante. “La gente no tiene para comprar y muchos, cuando llegan al mercado, piden que se les fíe”.