El domingo 28 de abril, un promedio de 500 niños y niñas aprendieron sobre su identidad y rieron a carcajadas con la presentación de la obra de títeres “Los Valerosos Moche” en el museo Tumbas Reales de Sipán.

 

La Industria conversó con Ángel Calvo, su director, quien además es creador de “La Nicolasa” y “Los Pimpollos”, programas que se transmitieron por la televisión peruana y divirtieron a pequeños y grandes por muchos años.

 

 

 

Ángel Calvo es un actor colombiano, profesor de teatro, escultor y titiritero, quien en 1992 terminó en un mercado comprando accesorios y telas para crear sus primeros títeres, luego de hacerle una broma a la primera dama departamental de Bogotá.

 

“Era director en el teatro de Villavicencio, Colombia, donde monté una obra con 17 actores. Ella me dijo que quería esta presentación en todos los distritos y corregimientos, pero solo tenía cuatro pasajes en avioneta. Por fastidiar le dije que sería mejor hacerlo en títeres y respondió perfecto y se fue”, contó.

 

Desde ese entonces, ha recorrido todo Colombia, Perú y otros países del mundo con su arte. “Buscamos que los niños, además de divertirse aprendan valores. Es muy importante que sepan que tienen que devolver lo que no es suyo, tienen que saludar, decir gracias, sonreír. Eso es lo que más me preocupa porque son modales que se han perdido”, indicó.

 

 

 

Para el maestro titiritero, no es suficiente con que los pequeños aprendan a leer y escribir, pues asegura las cárceles están llenas de profesionales. Por el contrario, es importante fortalecer sus principios y los títeres son una herramienta pedagógica poderosa.

 

La cual permite crear momentos mágicos. “No es lo mismo que un profesor, tu mamá o tu papá te enseñe sobre un determinado tema a que lo haga un elefante rosado con puntitos azules, llamado lechuga. Eso es inolvidable en la memoria de un niño”, sostuvo.

 

 

Aunque la mayoría de autoridades no apoya a la cultura y el arte, hay algunas personas que sí lo hacen, son pocos pero existen. Sonriente, Ángel Calvo recuerda al anterior alcalde de Chancay, quien decidió pagar a su equipo de trabajo un sueldo para que realicen funciones de títeres en todas las instituciones públicas y privadas.

 

Aproximadamente, cuatro mil niños observaban los espectáculos de manera mensual y totalmente gratis, donde aprendían sobre las normas de higiene, la importancia de comer lentejitas, hígado y menudencia para evitar la anemia, etc. Los títeres captaban su atención, luego ellos iban a casa y les pedían a sus mamás que les preparen lo aprendido, mencionó.

 

Sin embargo, todos los municipios lo deberían hacer, pero en el Perú no es así. Muchas veces los gobernantes se apoyan en los artistas. Además, la Sunat nos persigue para cobrarnos los impuestos. Por la falta de apoyo, la mayoría de artistas se van afuera. “El día que se vayan todos recién el gobierno, las instituciones, los funcionarios públicos van a entender cuanta falta hacen”, refirió.

 

No obstante, Calvo considera que las culturas pasadas sí apoyaron el arte, porque de lo contrario no existiría todo lo que se observa en la actualidad en los museos, por ejemplo, en el Museo Arqueológico Nacional Bruning o en el Museo Tumbas Reales de Sipán.

 

Las vasijas, las joyas, los tejidos y demás, demandan horas de trabajo laborioso y esas personas tenían que comer, que sustentar a sus familias. Entonces, alguien les tuvo que subvencionar para que se dediquen al arte que nos dejaron, señaló.

 

Mencionó que si hubiese existido el abandono que hay en la actualidad con los artistas, no habría nada de lo antes mencionado.

 

 

 

Los niños son quienes se divierten con el arte, pero a veces los adultos no y ello, porque hay personas que se han dedicado a las artes escénicas pero lo han hecho de manera empírica y se han generado los ‘enemigos del teatro’, precisó.

 

En las instituciones educativas se realizan obras, pero no están dirigidas por profesionales. El tema que eligen no es el correcto, los actores no son los más adecuados. Esto porque el Ministerio de Educación (Minedu) contrata a profesores de arte que tienen muchos títulos universitarios, pero no tienen experiencia, comentó.

 

Añadió que hay muchos actores que están saliendo de las escuelas de teatro y que podrían dirigir extraordinariamente obras de buen nivel en los colegios y demás organizaciones.

 

Aunque considera que durante estos 19 años que ha estado en el Perú, no ha recibido apoyo por parte de las autoridades, se muestra agradecido por la ciudadanía y sobre todo, con los niños, quienes le motivan cada día a continuar y a ofrecer mejores presentaciones donde vaya.

 

 

Es una obra escrita por Ysabel Paredes, quien quiso rescatar el desarrollo cultural y arquitectónico de los Moche. Está dividida en seis capítulos, pero el domingo 28, se estrenó la primera parte, que narra la historia de los abuelos del Señor de Sipán: Muchiko y Kulpi.

 

Está dirigida a niños y niñas de todas las edades. Además, incorpora en puesta de escena títeres elaborados con material reciclado, elaborados con botellas plásticas, algodón, cartón y demás accesorios.

 

“Además de transmitir un mensaje, pretendemos enseñar a los niños a cuidar el planeta, por ejemplo, combatiendo el plástico. Los Moche fueron cuidadosos con el ecosistema y muy laboriosos, tenemos mucho que aprender de ellos”, indicó Ysabel Paredes.

 

La escritora recomendó a los jóvenes y demás personas que se dedican a promover el arte y la cultura, unirse y formar un gremio formal, con el cual puedan plantear ideas a las autoridades, no pidiendo favores, sino haciendo que se involucren como parte de.

 

Es importante señalar que el estreno de “Los Valerosos Moches” en Chiclayo, estuvo organizado por el Museo Tumbas Reales de Sipán y la Compañía de Teatro y artes escénicas Titeremia Peruana.