La ‘calidad’ es hoy una demanda urgente que satisfacer, sin especulaciones, en todos los ámbitos del quehacer cotidiano.
El ámbito educativo no está exento de esta exigencia, porque la razón de ser de su tarea no es un objeto, sino una persona, con derecho inalienable a recibir una educación de calidad, fundamentada en su dignidad ontológica como ser racional, independientemente de su condición económica, social, étnica, sexual, o de su discapacidad comunicativa (niños con Autismo), intelectual (niños fronterizos o con síndrome de Down), motora, auditiva, visual, etc.
El docente Víctor Cobeñas Villarreal, magister en Educación, con especialidad en Docencia y Gestión Educativa, considera que al no haber calidad sin inclusión educativa la meta es brindar formación integral para todos sin ser exclusivos, “ni excluyentes, en una sociedad que exige a la escuela ser un espacio formativo donde haya equidad, atención a la diversidad y la igualdad de oportunidades de desarrollo. Solo así podemos hablar de calidad o de excelencia educativa”, expresó.
¿QUÉ ES LA CALIDAD?
Según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE, 1991) sostiene: “no hay una definición única y estricta de calidad” (p. 37). Sin embargo, para algunos “la calidad se refiere predominantemente a los resultados” (OCDE, p. 43). Es decir, es eficacia; por tanto, “una organización será de calidad en la medida que alcanza los objetivos propuestos” (Pérez Juste, 2001, p.15). “Pero la eficacia por sí misma no es un indicador de calidad. Ser eficaz no necesariamente es ser de calidad; porque se puede lograr la meta, pero atropellando el buen clima de una organización”, considera el especialista.
Otras personas ligan la calidad a “la satisfacción de los destinatarios del producto, bien o servicio prestado. Entienden que este indicador, por sí mismo, es suficiente para valorar la calidad ya que, al final, lo que importa es que ese producto (…), ese bien sea deseado, ese servicio sea utilizado”. (Pérez Juste, 2001, p.15).
El docente recuerda además que el Consejo de Universidades Europeas en su Plan Nacional de Evaluación de la Calidad, precisa que una de las dimensiones de la palabra ‘calidad’ es la satisfacción de las expectativas de todos los implicados en el proceso de calidad, desde quienes participan en el diseño y mejora del producto, (…) o servicio, hasta quienes son los usuarios o destinatarios.
“Hoy, al hablar de calidad, se hace referencia a dos enfoques: Aseguramiento o gestión de la calidad, vinculado a las normas ISO; y Excelencia o gestión de la calidad total, entre ellos el Modelo Europeo de Excelencia. Ambos recogen la idea de la satisfacción”, expresó el especialista.
EL MODELO EFQM DE EXCELENCIA
El docente Víctor Cobeñas, señala que el Villarreal creado en 1989 por la European Foundation for Quality Management (EFQM), da una visión global de una organización que consta de agentes facilitadores.
“Liderazgo, personas, estrategias, alianzas-recursos; y procesos, productos - servicios. Trata sobre lo que la organización hace y cómo lo hace; y los agentes resultados: en personas, clientes, en la sociedad y los resultados clave. Trata sobre lo que logra la organización y cómo lo logra”, refirió.
Para el especialista, la estrategia comprende y recoge las necesidades y expectativas de los grupos de interés y del entorno; incorporándolas al desarrollo y revisión de sus políticas de apoyo.
“Los resultados en los usuarios establecen objetivos claros para los resultados clave que guardan relación con sus usuarios basándose en sus necesidades. Demuestran resultados sostenidos en los usuarios durante al menos 3 años.
Este modelo de excelencia está orientado hacia el usuario, que son todas las personas beneficiarias de un servicio y se ha extrapolado al sector educativo. Por ello, es necesario identificar a todos los detinatarios y conocer cuáles son sus expectativas, sin excepción”, refiere.
LA INCLUSIÓN EDUCATIVA
El especialista en Docencia y Gestión Educativa, refiere que la inclusión educativa no es ajena al modelo de calidad descrito. “Se ubica en los resultados de los usuarios; porque hay muchos niños con alguna discapacidad y vulnerabilidad a la marginación, cuyos padres desean imperiosamente que formen parte del sistema educativo; pero lamentablemente esa legítima expectativa no es satisfecha.
La inclusión no solo es discapacidad; sino también atención a la diversidad cultural y a los grupos vulnerables de ser marginados como los pobres y comunidades étnicas en una región”, señaló.
Agregó que esto implica el acceso a una educación de calidad sin ningún tipo de discriminación en un modelo de calidad. Debe ser un principio orientador de las políticas y programas educativos, con el fin de que la educación sea para todos y no sólo para una mayoría.
“En efecto, la Unesco en el 2015 aprobó la agenda 2030 para el desarrollo sostenible y uno de sus objetivos es garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”, expresa.
Los sistemas educativos que son inclusivos permiten a todos los integrantes de las comunidades educativas –incluyendo a padres, apoderados, cuerpo docente y otros profesionales de la educación, y a los estudiantes– una valoración positiva de la diversidad. Con ello, se contribuye a sentar las bases de una convivencia pacífica entre las personas (Unesco, 2017, p.4).
En el Perú. La inclusión, está amparada por La Ley 30797 (2018) que ha incorporado en la Ley General de Educación N° 28044 el Art. 19-A: “La educación es inclusiva en todas sus etapas, formas, modalidades, niveles y ciclos”.
“Lo que se tiene que hacer es abrir las puertas de las escuelas a los niños con necesidades educativas especiales, pero teniendo un programa pedagógico con adecuaciones curriculares pertinentes y con un personal docente capacitado; para garantizar la auténtica inclusión.
Los directores de las II.EE deben desaprender conceptos erróneos sobre la calidad educativa, que no solo se limita a la moderna infraestructura y equipamiento, sino principalmente a la formación de valores y sensibilidad hacia la inclusión y diversidad en los estudiantes; garantizando una sana convivencia en la escuela”, plantea el especialista.
Además, pide apoyar a los padres cuyos hijos tienen una discapacidad, ayudándolos a aceptar el problema con base en un diagnóstico de un especialista. “Abrir la mirada pedagógica y acoger a la diversidad cultural (étnica-lingüística) en las escuelas de la región. Esto también es inclusión educativa. Dinamizar el liderazgo eficaz de la dirección, la participación, compromiso y sensibilización de toda la comunidad educativa. Los gobiernos locales deben prestar especial atención a los grupos vulnerables (personas con discapacidad, minorías étnicas y los pobres).
En conclusión, no existe calidad ni acreditación en la escuela peruana sin tener apertura a la inclusión educativa en todas sus formas, porque la educación de calidad es un derecho y no un privilegio.