Mafalda jugaba a ser presidenta aunque sus amigos, en un inicio, no la dejaran. También criticaba la figura del “jefe de familia” y cuestionaba si el “rol de la mujer” estaba en el cuidado de la casa y los hijos en lugar de seguir una carrera.
A casi 55 de su lanzamiento, las viñetas de la pequeña argentina nos siguen haciendo reflexionar sobre el estado de la lucha por los derechos de la mujer; especialmente en un momento en el que (en todo el mundo) se combate la violencia contra la mujer y la desigualdad salarial, además de buscar un reparto igualitario en las tareas del hogar.
Pero ¿podemos hablar de una voz feminista en las historietas de “Mafalda”? ¿O más bien resaltamos la voz crítica de Quino (Joaquín Lavado) por plasmar los cuestionamientos de su época?
“Estoy segura de que siempre estuvo a favor de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, pero no lo considero feminista porque a la vez (en varias de sus tiras) se destila machismo. El feminismo consciente es el de quien se cuestiona ese tipo de estereotipos y los evita”, sostiene la ilustradora e historietista argentina Sole Otero quien fue una de las invitadas a la FIL Lima 2018.
Para Mariela Acevedo, quien fue editora de la revista de historietas “Clítoris”, la respuesta se podría encontrar en un punto intermedio. Sobre todo, destaca la habilidad de Quino por escuchar y ser sensible a las luchas de los movimientos de su época en un tiempo en el que no todos lo hacían. “En ‘Mafalda’ hay una crítica progresista a ciertas cuestiones sobre el género. Muestra las contradicciones en la sociedad [argentina de las décadas del 60 y 70] y quedan plasmadas desde la voz de un personaje cuestionador”, apunta.