Notas Contratadas
Publicado el Viernes, 29 de Octubre del 2021

Por siempre te recordaremos Dr. Cayo Mario Barrantes Orrego

Junto con su esposa Rosa Guevara de Barrantes, en Trujillo, Perú, por motivos de los 50 años de graduado de Medicina, octubre del 2019.
Cayo Mario Barrantes Orrego fue el hijo de Don Mariano Barrantes Burgos y Doña Rita Orrego Pérez, quienes tuvieron tres hijos: Flor de María, Rita Haydee, y Cayo Mario. Nació el 15 de octubre de 1942 en Oyotùn, Lambayeque - Perú. Luego de terminar su secundaria en el Colegio San Juan, Trujillo - Perú, Cayo Mario se graduó de médico cirujano en la Universidad Nacional de Trujillo e hizo una residencia en Pediatría en Lima, Perú. Se casó con Doña Rosa Guevara González por el año 1971, con quien tuvo cuatro hijos y tres nietos. Sus hijas Giovanna Cecilia (Doctora en Enfermería e investigación científica) y Rosse Marie (Magister de Negocios y Banca) radican en Florida, USA. Rosse Marie tiene un hijo, Sven Alejandro. Su hija Rita Ivonne (Doctora en Negocios y Tecnología) casada con Omar Riera, tiene una hija, Niccole Ivonne, y radican en Houston, USA. Su hijo Mario José Neptalí (Magister de Negocios y Tecnología) casado con Gina Lang, tiene un hijo, Mariano Benjamín, y radican en Lima - Perú.
 
Cayo Mario ejerció su carrera de Médico Pediatra en la ciudad de Chiclayo - Perú, hasta que se retiró en el 2008. Él dedicó toda su vida a servir de manera incansable a los más pobres y necesitados, con todo su amor, compasión y generosidad. Cayo Mario dedicó gran parte de su vida también a compartir su conocimiento en Pediatría y Neonatología con la juventud, a través de su cátedra universitaria por más de quince años en la ciudad de Chiclayo. Al retirarse fue director de extensión y proyección universitaria en la Universidad de Chiclayo. Cayo Mario, llamado cariñosamente “Cholito” por sus familiares y amigos, fue un líder que a través de su participación en los clubs Rotary Internacional y Club de Leones, los cuales presidió juntamente con su esposa Rosita, buscó siempre la forma de fomentar el amor y el servicio a la comunidad, por medio de la amistad y trabajo en conjunto. Fue presidente del cuerpo médico del Hospital “Las Mercedes” en Chiclayo, presidente de la asociación de Pediatría, entre otras posiciones de liderazgo. Cayo Mario era amante de la culinaria peruana e internacional. También le gustaba la lectura, los viajes, música clásica, jugar cartas y billar. Tenía una risa inolvidable y contagiosa para quien sea que lo conoció. Él se mudó a Pembroke Pines, Florida, en el año 2008, junto con su esposa Rosa, para así estar más cerca de sus hijos. Como esposo, padre, abuelo, hermano, tío, primo y padrino de decenas de niños, deja un enorme legado ejemplar de amor, entrega, sacrificio y dedicación total a su familia. Hoy, octubre 28, Cayo Mario cumple un año en que se unió a sus padres Mariano y Rita, y a sus hermanas Flor de María y Rita Haydee. “Uno cosecha lo que siembra” - gálatas 6:2-9, y Cayo Mario, en vida, cosechó lo que sembró: cariño, amor, bondad, respeto, compasión, tanto en su familia, parientes y amistades.
 
Dante Espinoza Orrego, primo hermano de Cayo Mario dice: “Mario era mi memoria, toda vez que él recordaba a todos los amigos Oyotunenses” y exclama: ¡Ha muerto parte de mi memoria! ¡Cómo extraño a Cayo Mario! También explica: Cayo Mario jugaba el fútbol con el pie izquierdo, y lo curioso es que cuando se alimentaba comía con la mano derecha.
 
 
A un año de su muerte los hijos y esposa le dedican su amor:
 
1.- Rosita Guevara, su esposa; “Con amor eterno te he amado; por lo tanto así te seguiré amando. Fuiste un inolvidable esposo, padre ejemplar, buen amigo. Fuimos presidentes centenarios rotarios, donde pudimos ayudar a la comunidad como siempre fue tu deseo. Construimos escuelitas en pueblos jóvenes para la educación de los niños y asistimos a innumerables jornadas médicas. “Bienaventurado el que se preocupa del pobre” (Proverbios 11: 25) y tu, fuiste llamado “Médico de Pobres” por tu gran amor y generosidad. Y lo más importante, fuiste mi compañero fiel en muchísimas jornadas de oración tanto en Perú como en Estados Unidos. Mario Barrantes, mi querido esposo, vives y vivirás por siempre en mi corazón”.
 
2.- Giovanna Cecilia, “Como hija mayor siempre estuve a tu lado, me enseñaste a brindar amor a los pacientes neonatos y pediátricos. Muchas veces fuimos a los pueblos jóvenes y a tu distrito natal para hacer jornadas médicas llevando muestras de medicamentos para las personas necesitadas. Me enseñaste a valorar y respetar a los médicos y enfermeros, llevándome a hacer tus visitas matutinas al Hospital “las Mercedes” desde que yo tengo uso de razón. Viviste a plenitud, irradiando esa felicidad y risa contagiosa e inolvidable. No habrá un solo día de mi vida que no piense en ti. Siempre estaré orgullosa de ser una profesional de la salud como tú, compartiendo el amor y dedicación por nuestros pacientes.”
 
3.- Rosse Marie, “Infinitas gracias, papá… por todos los valores que nos inculcaste y la educación que nos impartiste. Tu recuerdo siempre vivirá con nosotros, eres nuestro ángel de bondad. Tu vida estuvo coronada con signos del cielo: Naciste en el día la fiesta de Santa Teresa de Jesús (Ávila), la primera Doctora de la Iglesia; el Señor te llamó a su presencia en el día de San Judas Tadeo (patrono de los imposibles) y una de las fechas importantes de nuestro Señor de los Milagros; y el día de tu entierro, fue el de la fiesta de nuestro gran santo moreno, San Martin de Porras (quien representaba la humildad, caridad y bondad). Bienaventurados los humildes pues ellos heredarán la tierra; Bienaventurados los misericordiosos porque ellos recibirán misericordia; Bienaventurados los que profesan la Paz pues ellos serán llamados hijos de Dios.
 
4.- Rita Ivonne, “Yo quisiera poder expresar de manera breve todos los sentimientos que tengo hacia tí Papá Mario, pero lo resumiré en siete palabras ‘Mil Gracias Papá. Te Amaré por Siempre’. Gracias por ser el mejor padre que la vida me pudo dar. Gracias por estar junto a mí, cuidándome en la salud y en la enfermedad. Gracias por tus consejos tan sabios, que hoy más que nunca resuenan en mis oídos día a día y me ayudan a trasmitirlos a tu nieta Niccole.
Tus sabias enseñanzas pasarán de generación en generación con el amor con el que tú nos las trasmitías.”
 
5.- Mario José Neptalí, Recuerdo mucho de ti como médico, padre y amigo. Aprendí contigo tantas cosas, como manejar bicicleta, jugar al trompo, canicas, etc. De muy buen apetito, de vez en cuando nos cocinabas tu plato preferido: chancho al perol. Muy querido por la comunidad. Cuando caminábamos por la calle, la gente te reconocía y saludaba con cariño: “Doctor Barrantes” ,“Cayo Mario”, así te saludaban amigos, conocidos y pacientes tuyos. Ayudaste a muchas personas que venían a casa con sus hijos muy enfermos, muchas veces recibiendo verduras, una gallina, o lo que podían pagar. Gracias por enseñarme el respeto y amabilidad al prójimo, ser noble de corazón, y a ayudar a otros sin esperar nada a cambio. Gracias por ser el mejor padre que Dios me pudo dar.
 
6.- Niccole Ivonne, “Abuelito Mario, siempre tendrás un lugar en mi corazón. Espero honrar tu legado y continuar siempre dando todo el amor que tú nos diste”.
 
7.- Sven Alejandro, “Papa Mario, te querré por siempre. Gracias por haber estado conmigo desde que nací y acompañarme en mis juegos de fútbol, basquetbol, en mis actuaciones con el coro y el saxofón, que tanto te gustaban. Tu recuerdo, enseñanzas y consejos me acompañarán por siempre”
 
8.- Mariano Benjamín, “Abuelito Mario, te recuerdo siempre alegre, comelón, y bueno conmigo. Te quiero mucho y cuídame desde el cielo.”
 
Ante al ataúd de Cayo Mario, su gran amigo, el Dr. Luis Schaefer Felipe, expresó bellas palabras de elogio para su “hermano”, recordándolo como gran padre, amigo y profesional, mencionando que para Cayo Mario bastaba solo estar vivo para ser feliz. Con lágrimas y quebrada voz terminó el responso diciendo: …que Dios te tenga a su lado. La familia quedó conmovida y agradecida por tan bello mensaje del Dr. radicado en Texas.
 
Los restos de Cayo Mario reposan en el cementerio “Our Lady of Mercy” en el Doral, Florida. USA.
 
(*) Los Hijos.
 

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