La región Lambayeque tiene un millón 200 mil habitantes y en el año pasado (2019), unas 204 mil personas (17%) vivían en pobreza y extrema pobreza. No obstante, tras la crisis sanitaria por el coronavirus, 360 mil nuevos habitantes (30%) se han visto afectados económicamente.

Por lo que, se culminaría el 2020, con 564 mil personas pobres (47%). Situación que debe poner en alerta a las autoridades regionales y locales. Ahora, además de luchar contra el covid-19, tienen que buscar estrategias para hacer frente al hambre.

El coordinador de la Mesa de Concertación de la Lucha Contra la Pobreza (MCLCP) de Lambayeque, Luis Montenegro Serquén, subrayó que ese 30% de la población, antes de la pandemia era vulnerable.

“La pobreza tiene una línea muy sensible que en cualquier momento puede cambiar. Por ejemplo, los agricultores que sacaron un préstamo para invertir en sus sembríos, pero por la crisis sanitaria vendieron sus productos a un precio menor, pasan a ser pobres”, acotó Montenegro Serquén.

De igual forma, sucede con las familias de clase media que utilizaron sus sueldos en salud, porque uno de sus integrantes se infectó y necesitó oxígeno y medicamentos. Ellos probablemente, terminaron todos sus ahorros con el único objetivo de ver recuperado a su pariente.

Luis Montenegro, manifestó que, en este momento, el rol de los gobernantes es visibilizar a las personas que viven en pobreza y extrema pobreza, para que puedan salir adelante y desarrollarse. ¿Y cómo se logrará?

“Construyendo carreteras que los conecten con las principales ciudades, edificando centros de salud y colegios, brindándoles la oportunidad de consumir agua potable y lo más importante enseñándoles a hacer fuertes en medio de la tempestad”, puntualizó.

En tanto, el decano del Colegio de Psicólogos de Lambayeque, Maximiliano Plaza Quevedo, precisó que ha existido una mercantilización de la pandemia, que ha beneficiado a los grandes empresarios y empobrecido a los más débiles.

Por lo que, el Gobierno Central, debe trabajar arduamente para reducir los precios de los medicamentos, del oxígeno y el servicio de las clínicas privadas.