Educación
Publicado el Jueves, 16 de Enero del 2020

Hijo de la Luna

Las vacaciones son un hermoso tiempo para leer y compartir buenos textos con enseñanzas para mejorar nuestra calidad de vida.

 Nos comparte: Patricia Consuelo San Miguel Romero.- Con la esperanza de que gocen de este texto, extraído de leyendas gitanas, es que lo comparto con ustedes queridos lectores de esta página.

Cuenta la historia que una mujer gitana, se enamoró de un gitano perteneciente a otra tribu de etnia “Calé”. Ambos no podían casarse, debido a que las leyes de cada pueblo gitano solo permitían el matrimonio de la misma tribu. La gitana entre su tristeza, reza e invoca a la Luna, pidiendo que el “calé” llegue a ser su esposo. La Luna en su fase de luna llena, le habla y le propone un trato:

-Podrás casarte con tu gitano, pero a cambio del amor del “calé” me entregarás a tu primer hijo como una ofrenda o sacrificio”. La gitana acepta inmediatamente, sin vacilar, pero mientras la gitana aceptaba, la Luna razona y se dice: ¿si es capaz de renunciar a su propio hijo en realidad será incapaz de amarlo?

Mas, el pacto ya estaba hecho, Los dos gitanos se casan y fruto de ese matrimonio nace el niño, sus padres se quedan sorprendidos porque el niño no nació con los mismos rasgos raciales de sus progenitores, es decir oscuro, sino que “albino”, ¡blanco como la luna! , con los ojos grises en vez de aceituna; niño albino ¡Hijo de Luna!, a pesar que sus padres eran de tez morena y de ojos oscuros. Cuando le fueron a enseñar al gitano, a su pequeño hijo, no acepta que es suyo, le encara a su esposa acusándola de haberle sido infiel con un “payo” (no gitano), pues no podía creer que de unos padres gitanos, naciera un “Niño tan blanco como la Luna”, entonces furiosamente, creyéndose engañado, dio muerte a su mujer. Luego toma al niño entre sus brazos y lo lleva al monte donde lo abandona para que también muera.

La Luna viendo todo lo que ya había pasado, en su fase de luna llena, salva al niño del peligro y con su rayo de luz lo levanta hacia al cielo. Por ello, en las noches de luna llena, cuando el niño empieza a llorar, la luna se desvanece para hacerlo callar, y en su fase de luna menguante se convierte para hacerle una cuna y finalmente la Luna acoge al niño como “Madre”, asumiendo la custodia total del pequeño. El niño desde entonces vive una vida feliz, libre de orfandad maternal y abandono paternal.

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