Nos comparte: Andrea M. Salazar J. .- Tengo un hijo que me preocupa y no me habla. Tiene 13 años y de un día para otro no gusta de hablar conmigo. Su silencio me está agobiando. Quizás estás pasando por algo parecido, por ello quiero compartir contigo un texto que encontré entre tantas lecturas con las que me estoy ayudando a comprender el silencio de mi “Kike”.
En la prepubertad, los chicos como parte de un proceso absolutamente normal, comienzan a tener una preocupación por otros aspectos de sí mismos. Esto inicialmente toma la forma de introversión pasiva para ir progresivamente haciéndose activa y se caracteriza por:
-El adolescente retira el interés del mundo externo para centrarse cada vez más en su propia persona.
-Trata de diferenciarse del resto y por lo mismo hay una ruptura con la autoridad, tanto con los padres como con los profesores. Busca la autonomía, que a la vez implica un período de crítica hacia ellos y pierde por ejemplo, el interés por participar en las actividades familiares.
-En términos de conocimiento, se incrementa la fantasía a través de la cual compensan las inseguridades que experimentan en el mundo real. Por eso, es tan difícil hablar con ellos: están en un mundo propio.
-En el ámbito de las amistades se dejan los grupos grandes y nace la época del amigo íntimo, lo que puede ir unido, pues no es excluyente, a una intensa vida social.
La consecuencia final: un niño aislado, que se vuelve callado y absolutamente egocéntrico. El objetivo: desligarse de todo lo externo para conocer su interioridad y encontrarse con su intimidad. Necesitan una cierta cuota de aislamiento para pensar y reflexionar acerca de quiénes son, de sus nuevas vivencias y formas de sentir el mundo. Hay una especie de retiro y un abandonarse a no hacer nada, pueden pasar el día entero echados en una cama.
Un poco más grandes, el silencio permanece pero se acompaña con una búsqueda de modelos con los cuales identificarse para crear un ideal de sí mismo.
En definitiva, la filósofa Carolina Dell Oro, explica que el adolescente se da cuenta que tiene algo dentro de sí y quiere desarrollarlo. Es el momento en que algo nace en alguien y para descubrirlo necesita estar solo y callado.
De hecho una de las características propias del ser humano, es la capacidad para entrar en su propia intimidad y según Carolina Dell Oro, es justamente en la adolescencia donde se madura y consolida el mundo interior. “La adolescencia es el inicio de un crecimiento cualitativo, donde nace la conciencia de la propia intimidad que es fundamental para el desarrollo como persona”. Entonces, hay que dejar de pensar que ésta es una etapa oscura y crítica, por el contrario es el momento más determinante de la persona, pues es el momento donde, en el silencio, el individuo toma toda su infancia, descubre el mundo interior y prepara su adultez de manera de saber actuar a futuro, como alguien que piensa y no por que así lo hacen todos. Carolina agrega: “Una persona que tiene un buen mundo interior actúa desde sí mismo, con menos peligro de dejarse llevar por cualquier tontera, es un adolescente que sin duda tendrá una vida mejor”.