El efecto más pernicioso de la corrupción y la inconducta funcional es la desconfianza de la población hacia sus autoridades, lo que es tremendamente peligroso para la estabilidad de un estado constitucional de derecho, aseveró el contralor general, Nelson Shack, al clausurar la Conferencia Anual Internacional por la Integridad - CAII 2019.
“El efecto más pernicioso de la corrupción sobre nuestra nación se da en la esfera política, en esa desconfianza que se ha generado en la ciudadanía en relación a sus autoridades. La gente ya no confía y está cansada”, enfatizó Shack Yalta.
Asimismo, precisó que la corrupción en los países de América Latina no son actos aislados, sino que los sistemas públicos no han logrado inocularse de una vacuna que les permita evitar ser contagiados de esta lacra social, capaz de penetrar hasta el vértice del poder político.
El Contralor indicó que los efectos devastadores de la corrupción y la inconducta funcional se dan también en la vida social y económica de una nación, afectando la capacidad potencial de crecimiento de su economía.
Indicó que aunque se estiman que son casi 17 mil millones de soles los que se pierden por la corrupción en el presupuesto peruano, en el 2020 la Contraloría creará –con ayuda de la academia– una metodología estandarizada para calcular el daño a nivel patrimonial y extra patrimonial.
Durante los dos días del evento, la CAII 2019 tuvo 2,000 participantes, cerca de 50 expertos nacionales y extranjeros especializados en el uso de las tecnologías de la información para detectar y combatir la corrupción, y se hicieron presentes 20 delegaciones internacionales.
En este evento se llegaron a las siguientes conclusiones: invertir en sistemas de información, el análisis masivo de datos, el enfoque preventivo de la lucha contra la corrupción, la automatización de los sistemas de gestión documental, un sistema anticorrupción debe considerar la participación ciudadana.